
Fellini dice...
Colores y bechamel
Aféitame, por favor
Empieza ya el abominable calor. No lo soporto. Este abriguito de pieles que me adorna y me tortura, yo siempre miro a mi humana con ojos de “¿por qué no me afeitas?”, pero nada, no se da por aludida. ¿Tan difícil es de entender “miaumuaimarramiao miuuu”? No hay manera. Yo, la entiendo perfectamente cuando no quiere que haga una cosa o se enfada. Bien es cierto que los humanos son más expresivos, y esos ojos que se caen de sus órbitas cuando me regaña, ayudan mucho a que comprenda.
Por cierto, el otro día vi una nueva película con ella. Se llamaba “El juez Priest” (1934, John Ford), trata de un señor con pinta de loco, al que todos respetan, porque les dicta lo que deben hacer o algo así. Si os soy sincero no me enteré demasiado, la carne con bechamel que cené aquella noche se estaba haciendo una bola junto a los pelos que me trago cuando me chupo, y sentía un tanto revuelto el estómago.
Los colores y la bechamel se revuelven
De una cosa sí me di cuenta, había humanos más oscuros y más claros. Creí que eso solo nos pasaba a los gatos, la minina de nuestro vecino, por ejemplo, es negrita con la panza blanca. Un bellezón, ando desde hace meses detrás de ella, pero no me hace ni caso. De hecho está insoportable desde que la pretende el siamés del quinto…no se puede competir con los de raza….pero volvamos a la película. Como decía, había humanos de dos colores. Los más claritos hablaban mucho en la película, los otros cantaban, bailaban, cocinaban…apenas se relacionaban unos con otros. Viendo el gesto de mi humana, creo entender que no le gustaba demasiado lo que veía. Cuando terminó la película, lanzó un suspiro, me buscó con la mirada y sonrió con dulzura. Entonces vomité toda la bechamel y los pelos, su sonrisa se congeló. Salí corriendo a esconderme debajo de la cama, me da mucho asco cuando limpian mi vómito.
Besos de gato.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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