
Círculo Rojo
The Warriors
The Warriors / Los Amos de la Noche (Walter Hill, 1979).
Tras una fallida reunión de bandas neoyorquinas destinada a pactar una tregua entre ellas, The Warriors (“Los Guerreros”) son falsamente acusados de la muerte del líder de la reunión. Acosados y amenazados por bandas rivales y por la policía, deberán intentar volver a la seguridad de su barrio al mismo tiempo que limpian su nombre, en mitad de una noche llena de peligros.
Esta película está basada en una magnífica novela escrita por Sol Yurick, un autor marxista estadounidense que perteneció en su día a la “Students for a Democratic Society”. La novela se basa a su vez en la “Anábasis” (Expedición de los Diez Mil) de Jenofonte. Resulta curioso el enlace cultural entre historias tan alejadas en el tiempo y el espacio. Pero además parte de un hecho real, una reunión de bandas violentas destinada a pactar una tregua y repartirse la ciudad, en un momento en que Nueva York era uno de los lugares más peligrosos del mundo.
El film está protagonizado por Michael Beck en el papel de Swan, líder de los Warriors, y por Deborah Van Valkenburgh como Mercy, una chica que se une al grupo en el camino de vuelta a su territorio. Han perdido el último metro, se han separado, y tienen que buscar alternativas para finalizar su viaje sin acabar muertos.
Dirige Walter Hill, un realizador irregular que cuenta con grandes guiones (“El Hombre de Mackintosh”), y buenos films de entretenimiento puro (“48 Hrs”). La música corre a cargo de Barry DeVorzon, un compositor poco conocido, aunque su creación es admirable, encajando a la perfección en un arranque donde vemos trenes de metro yendo de un lado a otro de la ciudad.
Los Warriors salen airosos de los enfrentamientos con las diferentes y peculiares bandas que se encuentran a su paso. No son valientes, algunos de ellos luchan con miedo evidente, tienen que hacerlo, la violencia forma parte su día a día, y además están fuera de su territorio: son las reglas. Magullados, consiguen entrar en un vagón de metro. En una parada entra riendo un grupo de jóvenes de clase alta, guapos, bien vestidos, limpios. Mercy va a arreglarse el pelo, pero Swan detiene su mano. Somos así, no hay otra manera.
La banda Punk/Oi! británica “Blitz” les dedicó una canción en 1982: decía “never forget The Warriors!”.
El final de la película (recuerda a “Los Cuatrocientos Golpes”) es esperanzador. Amanece en la playa… aunque no haya adónde ir.

Mikel Vivanko (Bilbao, 1974), es licenciado en Bellas Artes por la especialidad de Audiovisuales en la Universidad del País Vasco (EHU).
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