
Fellini dice...
El gordo y el pintado
Aire caliente, aire caliente y pocas ganas de hacer nada. No me apetece gastar bromas ni a los gatos pijos del vecindario. Solo estar tumbado, panza arriba, el máximo esfuerzo que hago es limpiarme el “cucu” después de ir al arenero. Ni ganas de comer me entran. Alguna vez viene Telmo, el gato rubio del bloque de enfrente, a invitarme a unas polillas recién cazadas. Pero no puedo con mi alma, y se las tiene que comer él todas. No creo que se moleste el bueno de Telmo.
Las vacaciones de mi humana
Mi humana está ahora de vacaciones, toda el día en casa, tirada en el sofá viendo películas. Parece una felina más, pero en su caso sin pelos y con los ojos gordos. Hasta que se pone el sol no sale de casa, se va a quedar más pálida que el canario del bajo el día que le pegué aquel susto. La jaula se llenó de plumas…pobre Piki. Desde entonces padece de los nervios, yo solo quería verlo de cerca. Creo que fue demasiado cerca.
Bueno, como iba diciendo, mi humana pasa mucho tiempo en casa. Lo que quiere decir que ve el doble de películas hasta que se marcha. La última que me llamó la atención es “Sed de Mal” (1958, Orson Welles). Una película policiaca muy peculiar, con un señor enooooooorme, tanto como uno de esos animales marinos que veo en los documentales de la 2 , mientras mi humana duerme a pierna suelta.
Además había otro con la cara pintada de oscuro, que dejaba a su mujer sola, expuesta a todos los peligros del mundo por lo que pude observar. Cuando yo salgo con una gatita la protejo con todas mis uñas, ya me pueden echar un gatote Maine Coon, que a mi churri no le van a tocar ni un bigote. Sin embargo, el humano pintado de la película, dejaba a la suya perdida en un motel, con gente muy rara que quiere torturarla… ¿es que los humanos no se quieren y protegen? Voy a dormir.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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