
Corresponsal italiana
“Triumphs and Laments» de William Kentridge
Roma non tiene buena relación con el arte contemporáneo. Está tan llena de obras maestras del arte antiguo, medieval y renacentista, que prácticamente, se limita a echar una mirada distraida y recelosa a todo lo que pasa en el mundo del arte contemporáneo.
Sin embargo, este verano habia una interesante novedad. William Kentridge, artista de Sudáfrica muy conocido en el mundo, pero prácticamente desconocido para los italianos, ha llevado a cabo una obra muy original, en uno de los lugares mas típicos de Roma: los murallones a lo largo del Tevere, el río de la ciudad.
En más o menos 500 metros, en el tramo desde Ponte Sisto hasta Ponte Mazzini, ubicado en el corazón de la Roma antigua y renacentista, sobre los bloques de travertino (piedra caracteristica de la comarca) , y de las paredes del terraplén a lo largo del rio, ha realizado un friso, nombrado Triumphs and Laments, que cuenta la historia y el mito de Roma por medio de figuras de hasta 10 metros de altura.
La obra ha sido llevada a cabo con una técnica muy original: las imagenes del friso han sido trazadas por resta, es decir, quitando – por medio de unos estrarcidos preconfeccionados por el mismo artista- la pátina de limo, suciedad y contaminacion que se acumula sobre el travertino de los murallónes, y que seguro va a acumularse otra vez, en un tiempo de más o menos 3 / 4 años, y que hará que la obra termine borrarse por completo. A diferencia de las obras antiguas, hechas para enfrentarse a los siglos, la precariedad y la finitud son caracteristicas del arte de nuestros dias.
El friso cuenta la historia de Roma, su magnitud y su mito, a traves de un conjunto de símbolos (personajes y cosas como la loba capitolina, el triunfo de Julio César, la película “La Dolce Vita” de Fellini, Miguel Ángel, la columna de Trajano, etc…) que corren como el río, marcando el paso del tiempo, hechos que han marcado los triunfos y las derrotas de la ciudad, el bien y el mal, su magnitud y su miseria.
La obra, que ha necesitado tres años para acabarse, ha sido inaugurada el 12 abril pasado (el natalicio de Roma) con una actuación nocturna muy sugerente, con luces, sombras, música y actores formado una procesión.
He acudido a esta función, muy concurrida, y sin duda puedo afirmar que ha sido de las que no se olvidan.
Empezò con una danza de luces y sombras, que sobresaliò en la noche de manera estupenda. Luego, hubo dos procesiónes con actores ataviados de manera estrafalaria y colorida, en las manos llevaban símbolos de la ciudad; una procesion representaba las victorias, y la otra, las derrotas. Ambas se extendían en el fondo del friso
Han participado más de 40 artistas, entre músicos y vocalistas; la música, muy evocadora, estaba hecha, entre otras cosas, con instrumentos como tambores, percusiónes, gaitas y zampoñas.
Todo estose realizaba en la orilla opuesta del río de donde estaba el público, que asi ha podido admirar tanto el friso que la performance, el espectáculo envolvia la vista, el oido y las emociones.
Una inmersión total y seductora, en una historia de más de 2000 años, que empieza desde el manantial de nuestras raices, llegando hasta nuestros días.
Acabada la performance, queda la obra, que romanos y turistas pueden admirar todos los dias, tomando asì un placentero descanso del arrebato de la ciudad para recordar siempre quién somos y de donde venimos.
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