
Entrevistas estelares
Manuel de Blas, actor cinco estrellas
Fotografías: Archivo Internet.
Cita en el Soho con Manuel de Blas
Ha sido uno de los galanes de nuestro cine. Alto, enjuto y con unos ojos azules que taladran cuando miran, Manuel conserva gran parte de su belleza. Pero además de guapo, posee un maravilloso talento como actor. Es un gran placer verle interpretar cualquier personaje, los retos le encantan, y lo demuestra con su buen hacer. Nos citamos en el Cambridge Soho club, uno de los lugares preferidos de micinexin.net. Tenéis que visitarlo, os va a enamorar.
Viniste a Madrid a estudiar Ciencias Políticas e interpretación…
Vine primero a terminar el bachillerato, porque mi padre murió cuando tenía 14 años. Entonces vivíamos en Córdoba, y me tuve que inscribir en un colegio para huérfanos. Más tarde hice Ciencias Políticas, y cuando ya estaba terminando la carrera, me metí en la escuela de cine.
¿Te apoyaba la familia?
Mi familia no sabía que estaba en la escuela de cine, es más, cuando me contrataron por primera vez para un papelito en el desaparecido Teatro Recoletos, me cambié el apellido. De esta manera evitaba que les llegase la onda, me puse mi segundo apellido, Muñoz.
El cine como evasión
¿Cómo nació en ti la vocación por la interpretación?
Era algo que me fascinaba desde siempre. Había ido mucho al teatro, al circo…todo aquel mundo me encantaba, y el cine por supuesto. Ir al cine, era para mí una evasión desde muy joven. En Madrid descubrí los programas dobles, algo que me entusiasmó. Los domingos iba por la mañana a ver dos películas, comía, y por la tarde me veía otras dos. Un día, un compañero de universidad me habló de la escuela de cine, yo ya había hecho teatro universitario, me matriculé y así empezó todo.
¿Había alguna actriz o actor que te emocionase en especial?
Recuerdo que me impactó mucho “Al este del Edén” (Elia Kazan, 1955). Me quedé como flotando, y me miraba al espejo poniendo posturas a ver si me parecía a James Dean.
¿Recuerdas tu primer casting?
Entonces no había castings, era todo más fácil o difícil…según lo mires. Me llamaron para hacer un pequeño papelito, de dos frases, en “Santa Rosa de Lima” (Elorrieta, 1961), ¡lo hice fatal! Eso fue lo primero. Con el tiempo, me había hecho mis fotos, y cada vez que oía hablar de un proyecto, me presentaba en las productoras con ellas. Incluso fui al piso de Buñuel, aquí en Madrid, cuando estaba haciendo “Viridiana”, para probar suerte. Las cosas, en aquellos años, se hacían así.
Más adelante, mucho más, se comenzaron con los castings. Al principio me negaba a hacerlos, porque consideraba que había suficiente material mío como para que me probaran en un casting. Pero al final comprendes que no hay más remedio. Cuando fui a vivir en los 70 a Nueva York, era muy normal el tema de los castings, pero claro, allí hay una cantidad enorme de actores.
Cuando le ofrecieron ser Ricardo Montalbán…
¿Fuiste a Nueva York?
Sí, fui porque era la meca. Había hecho muchas cosas aquí, y estaba un poco harto de la situación política. Estuve un año, un año en el que aprendí que no es oro todo lo que reluce. Hizo teatro off en Broadway, cogí experiencia. Conseguí que, el mismo representante de Christopher Reeve y Liza Minnelli, se interesase en mí. Me dijo que podía lanzarme como a un nuevo Ricardo Montalbán. Me fui de su oficina preguntándome si yo había ido a Nueva york para eso…decidí volver a España a hacer mi Valle- Inclán, mi Lorca, mi Shakespeare en español…
Yo creo que acertaste…
Yo también, después de esta experiencia, mi planteamiento de las cosas cambió completamente.
Manuel una curiosidad ¿por qué en tus películas de los 70 te doblaban la voz?
Nos las doblaban a todos porque no se grababa con sonido directo, ya que era más caro. Como ibas de unos trabajos a otros, muchas veces no tenías tiempo de doblarte a ti mismo. Me hace gracia recordar, que si te equivocabas durante el rodaje con el texto daba igual, porque después en el doblaje rectificaban.
En los 80 llegó el reconocimiento del público…
Sí, yo creo que sí. De hecho tuve la suerte de haberme formado para el teatro, y haber hecho mucho, esto hizo que adquiriese madurez como actor. Algo que me sirvió para mis posteriores trabajos.
Manuel de Blas, un premio merecido
¿El teatro es lo que más feliz hacer al actor?
Puede que sí. Para mí, la mayor ventaja del teatro son los temas. La profundidad de las historias, de los personajes… es inmensa. He tenido la suerte de interpretar obras de Pirandello, Chejov… algunos pensarán que es algo dificilísimo, pero te digo que no. ¡Están tan bien escritas! Es cuestión de profundizar en estas obras y hacerlas.
En las series, quizás, los personajes son clichés, al menos aquellos para los que me llaman. En teatro he hecho mucha diversidad, lo que suele ser un reto, algo que me hace muy feliz como actor.
¿Qué opinas del microteatro? ¿Has ido a verlo?
Sí, y les admiro. Siempre me pregunto si yo sería capaz, quizás un día me enfrente a este reto, quien sabe.
Manuel ¿qué se siente cuando se es Premio Nacional de Teatro?
Mira, cuando me lo dijeron no me lo creía. Yo he podido tener prestigio por mis trabajos, pero nunca he sido un actor popular, por eso me costó creerlo. Me lo dieron por un estupendo trabajo que hice en “La señorita de Trevelez”, de Arniches. Estuvo genialmente dirigida por Strasberg, y con un montaje estupendo.
Cuéntanos tus proyectos.
Pues se ha estrenado hace poco “Al final del camino” en TVE, donde interpreto a un médico judío que me encanta. Ahora estoy a la espera de que salgan adelante varios proyectos de televisión y teatro, de los que prefiero no hablar.
Las segundas partes siempre son buenas…
Pasemos a la segunda parte de la entrevista Manuel, háblanos de tu película favorita.
Verás, una de las que más me emociona y fascina es “El río” (Jean Renoir, 1951). La vi cuando era adolescente, me impactó. Es una historia tan verdad, y tan humana, cuenta como en la vida puede cambiar todo en un minuto.
Tu secuencia es…
Cuando el hermano pequeño, al que adoran, aparece muerto por una picadura de serpiente. Algo que les destroza la vida, lo cambia todo.
Imagino que eres de versión original.
Sí, las prefiero en versión original. Tras venir de Nueva York, me costaba verlas aquí dobladas, es otra historia.
¿Eres de los que se compran palomitas cuando van al cine?
Para nada, no puedo entender que vayas a ver una película profunda, y te compres una bolsa de palomitas. Lo entiendo más para películas de acción, además engordan muchísimo y son indigestas.
No os podéis imaginar el gran placer que fue para mí entrevistar a uno de los grandes. Es encantador, humilde y cercano. Muy generoso en sus respuestas, es una maravilla escucharle sobre el escenario y fuera de él. Millones de gracias Don Manuel.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
3 Comments