
Buscando Shangri-La
El “Fausto”: Tres desapariciones inexplicables
Fotos: Crónicas de San Borondón
Hace unos años, descubrí por casualidad el enigmático caso del pesquero canario “Fausto”. Reconozco que los misterios que esconde el mar siempre me han asustado y fascinado a partes iguales, y lo que pudo suceder con el “Fausto” me conmovió especialmente.
Todo sucedió en julio de 1968. El pesquero solía tener una tripulación fija de cuatro personas: Viterbo Acosta Acosta, Miguel Acosta Hernández y Ramón y Eliberto Concepción Hernández, todos eran familia. Como estaban cerca las fiestas del Carmen, Viterbo no realizó el viaje ya que debía encargarse de los preparativos de la festividad. El resto partió del puerto base del pesquero en Tazacorte (La Palma) hacia El Hierro, llevando una carga de explosivos y materiales para unas fincas piloto que se estaban preparando para el cultivo de plataneras.
Llegaron al embarcadero de Las Puntas la tarde del 20 de julio, allí efectuaron la descarga de lo que portaban y en breve se pondrían en marcha para retornar a casa. A los tres tripulantes se unió el joven mecánico Julio García Pino. Julio trabajaba en El Hierro, pero su mujer y dos hijos vivían en La Palma. Su hijita de mes y medio se encontraba muy enferma, así que pidió a la tripulación del “Fausto” el favor de viajar con ellos esa misma noche para estar cuanto antes con los suyos. Le dijeron que le llevarían sin ningún problema. Julio llamó a su esposa para decirle que le esperase en el puerto de Tazacorte el 21 de julio sobre las 9 de la mañana. Nunca regresaron.
Dos extrañas desapariciones
Como es lógico, todos los familiares y amigos fueron al puerto a recibir al Fausto. Tras varias horas de espera, estaba claro que el pesquero debía haber sufrido algún tipo de percance, por ello, confiaban en que lo solucionasen y mantuvieron la esperanza de verlo aparecer durante todo el día. Finalmente, el dueño del barco Rafael Acosta decidió dar parte a las autoridades marítimas al día siguiente. No se escatimaron medios para buscar al “Fausto”. Sin embargo no encontraron rastro alguno.
El 25 de julio, el barco inglés “Duquesa” informaba que habían encontrado el pesquero tras ver la luz que movían a modo de señal. Estaban a 175 kilómetros de La Palma. Dijeron que se encontraban bien, y que tras abastecerles de víveres y gasoil, les habían indicado por donde ir hacia Tazacorte. Todo parecía indicar que se dirigían allí a toda velocidad, y que seguramente podrían ser recibidos en el puerto a las siete de la tarde del 25 de julio.
Sin embargo los familiares no pudieron abrazarlos. La alegría dio paso a la desesperación, no podían creer que estuvieran viviendo por segunda vez la misma pesadilla. El “Fausto” una vez más no apareció.
De nuevo se inició la búsqueda, esta vez con cuatro aviones que partieron del último punto donde se informó que habían sido encontrados. Otros barcos y aviones se fueron uniendo a la operación cuando los primeros resultados fueron infructuosos. Todo resultó inútil. Tras quince días de intensa búsqueda, el 7 de agosto se declaró al pesquero “Fausto” oficialmente perdido.
El “Anna di Maio” y la tercera despación”
El 9 de octubre del 68, el buque italiano “Anna di Maio” encontró a la deriva al pesquero “Fausto”. Navegando como un barco fantasma en medio del océano, a más de 1000 kilómetros de Las Canarias. Cuando lo abordaron, se encontraron con el cadáver en avanzado estado de descomposición de un hombre joven desnudo, el cuerpo de Julio García Pino. No había ni rastro de los otro tres hombres.
En un primer mensaje, el “Anna di Maio” relató que no se había encontrado ningún tipo de documentación a bordo y que se dirigían con el pesquero remolcado hacia Venezuela. Sin embargo, debieron emitir un segundo mensaje cuando supuestamente perdieron el Fausto. No supieron dar una explicación clara de lo que pasó, simplemente que creían que se había ido a pique. Dijeron que entregarían todos los papeles encontrados al embajador español en Venezuela, lo cual es bastante extraño porque en el primer mensaje habían contado que no existía ningún tipo de documento.
Entre las cosas que encontraron en el barco hallaron una pequeña libreta escrita por Julio García Pino, parece ser que en ella fue relatando cuanto aconteció en aquel fatídico viaje. Sin embargo, a la viuda le llegó con todas las hojas arrancadas menos una en la que se despedía de ella y le daba instrucciones sobre cómo gestionar sus bienes. Frases como : “No le digas nunca a Julín lo que me pasó”, no hicieron más que acrecentar el misterio.
“El Fausto, historia y misterio de una tragedia” por Luis Javier Velasco Quintana.
El escritor e investigador canario Luis Javier Velasco Quintana, ha pasado 18 años de su vida investigando el enigma del “Fausto”. Ha visto todos los informes posibles y hablado con los familiares del barco, incluso con Viterbo, el tripulante que se salvó del oscuro destino del pesquero. Escribió un fantástico libro de 358 páginas titulado “El Fausto, historia y misterio de una tragedia”, pero está agotado y es imposible obtenerlo. Afortunadamente conseguimos una entrevista con Luis Javier, quien nos atendió muy amablemente cuando contactamos con él.
¿ Luis Javier, es posible que en el barco llevasen a un pasajero desconocido al que debían desembarcar en un punto determinado a cambio de dinero y algo salió mal?
Sí, es una hipótesis que no debemos descartar aunque personalmente me parece algo aventurada y tiendo a pensar que no fue así. De hecho, se planteó como leyenda urbana en la isla de El Hierro de que el Fausto pudo haber sido secuestrado por: a) un alto militar nazi fugado, acogido allí por sus compatriotas y a punta de pistola emplear un medio para huir de esa isla; o bien: b) un capitán renegado del Régimen Franquista (esta segunda opción es una variante de la anterior, pero que así salió expuesta en la prensa venezolana de la época). Estas posibilidades las abordo en el libro: “El Fausto, historia y misterio de una tragedia”.
“En el caso del buque italiano no tengo esa certeza”
¿Crees que tanto el “Duquesa” como el “Anna di Maio” mintieron y tuvieron algo que ver con el terrible final del barco?
Tampoco podemos descartar que ambos buques mintieran, pero ambas embarcaciones eran bien conocidas en los puertos canarios de ambas provincias porque utilizaban el Archipiélago como punto de recalada en su tránsito de Europa a Iberoamérica y Sudamérica. En el caso del buque frigorífico inglés Duquesa tengo el convencimiento de que obraron bien y de buena fe, pero en el caso del buque italiano no tengo esa certeza. Esto se basa en que para documentarme para dicho libro accedí a parte del Expediente de la búsqueda del motopesquero Fausto que confeccionó la Armada Española durante años, y que no era de acceso público por estar sujeta a la Ley de Secretos Oficiales bajo el epígrafe de “Clasificado”.
Tuve la oportunidad de acceder a parte de estos documentos -previa petición por escrito al Ministro de Defensa de mi solicitud de acceso- y en ellos no ví documento alguno del Anna Di Maio, salvo los mensajes de hallazgo de rigor; sin embargo pude acceder a documentos internos británicos entre la consignataria del buque destacada en Las Palmas de Gran Canaria y el Duquesa, en el que se especificaba al detalle todo el material suministrado a los marineros perdidos del Fausto. Era un documento interno que finalmente terminaron facilitando a las autoridades militares españolas.
“No presentaba signos de violencia a bordo”
¿Es posible que fuesen confundidos por la guardia costera con contrabandistas, les matasen e intentaran tapar el terrible error?
Esta posibilidad no me parece factible, habida cuenta de que las Autoridades estaban al tanto de la desaparición del motopesquero y se había creado un imponente dispositivo de rescate aeronaval, además del propio procedimiento de la Armada y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pero en caso de otros países podría ser posible, ¿cómo no?, aunque tampoco pienso que sea así porque el “Fausto” fue hallado por segunda vez casi en el centro del Océano Atlántico y no presentaba signos de violencia a bordo. El primer oficial del buque “Anna di Maio”, el Sr. Luciano Ascione estuvo a bordo y levantó acta.
¿El hecho de que a Julio García le diese tiempo a escribir a su esposa significa que pasaron un tiempo de cautiverio antes de ser asesinados?
Más bien el cautiverio que tuvieron que sufrir fue a bordo del “Fausto” y sabiéndose completamente perdidos y a la deriva. Julio García Pino tenía 27 años y era el más joven, y por ende, el de mejor vista y hasta estudios. Él tenía una libreta pequeña a cuadritos y es seguro que en ésta fue anotando las vicisitudes que tuvieron que vivir. Por ser el más joven y tal vez el mejor alimentado, es factible de que fuera el último en morir y aprovechó la última página de su pequeño bloc para despedirse de su esposa de forma enigmática pero emotiva. Lo malo de esta historia conmovedora es que alguien -que no sabemos quién es- arrancó todas las páginas del bloc y las hizo desaparecer de la escena (a bordo del Fausto, claro), dejando solo la última.
Es posible que fueran los italianos quienes quisieran, por una mala interpretación del sentimiento de la compasión, el querer ahorrar sufrimiento a las familias haciendo desaparecer detalles tal vez muy crudos y/o escabrosos; pero a la postre resultó peor, porque la incertidumbre -y todos los familiares coinciden en eso- fue mucho peor. Tampoco sabemos si el Fausto pudo haber sido hallado por otro buque entre el Duquesa y en Anna Di Maio, y que fueran ellos los que hicieran desaparecer las hojas del “diario” manuscrito en el pequeño bloc. Por último, comentar que la caligrafía de esa última página era tosca, a lápiz y se puede ver que tuvo que ser un trabajo muy forzado para el pobre Julio García Pino, seguramente en sus últimos instantes de vida consciente; … como ves, es una historia muy dura y difícil de tragar.
“No he tenido impedimentos por parte de las Autoridades”
¿Hay pruebas de que el “Maria di Maio” hundiese o perdiese a propósito el barco tras registrarlo?
Hasta el día de la fecha no hay ninguna prueba que avale de que se deshicieran del Fausto para quitarse de problemas, pero tampoco podría descartarse. El asunto desde luego no está muy claro, pero lo cierto es que en Puerto Cabellos, Venezuela, se generó una enorme expectación a la llegada del Anna Di Maio, e incluso se hizo una rueda de prensa a bordo con las autoridades venezolanas, la prensa escrita y varios familiares directos de los desaparecidos que vivían en aquel país caribeño. A bordo se dieron todos los detalles y se facilitó lo encontrado a bordo (algunos documentos y la mentada hojita del bloc manuscrito).
¿Al investigar para escribir tu libro te han puesto en dificultades tanto la marina mercante como la policía?
En realidad no he tenido impedimentos por parte de las Autoridades. Todo fue aglutinado por la Armada Española que generó la ingente documentación del caso, que incluía documentos de la Armada, del Ejército del Aire, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de embarcaciones civiles, documentos de los Servicios de Salvamento Marítimo de otras naciones, etc. Más bien diría que la dificultad estuvo en las cuatro décadas pasadas en las que se olvidaron muchas cosas y tapó todo con el polvo del olvido.
Afortunadamente, aunque no fue sencillo, pude obtener la ayuda de todos, inclusive las familias de los desaparecidos. En la isla de La Palma era un tema tabú dado el terrible dolor generado en las familias, seres queridos y hasta la población palmera inclusive; a día de hoy, el dolor tan grande sigue intacto y eso me frustra, porque el voluminoso libro que he escrito no trae las respuestas a los familiares, aunque celebro que un poquito de paz tal vez sí les ha traído, ya que al menos ahora, se sabe con todo el detalle posible lo sucedido, pese a que aún quedan intactos y pendientes de resolver los misterios principales.
¿Los familiares barajan alguna hipótesis?
Aunque era difícil de creer, las familias preferían aceptar la posible huída a Venezuela de los desaparecidos, porque, de otra forma, sería aceptar un final funesto para ellos. De sobra es conocido que la esperanza es lo último que se pierde, e incluso a día de hoy aún se les espera a que pudieran aparecer tras haber vivido una nueva vida. Pero lo cierto es que el tiempo pasado nos indica que, desgraciadamente fallecieron. Yo mismo, en el lugar de los familiares, me aferraría a la posibilidad de la huída a una nueva vida antes que aceptar el fallecimiento; sería lo más lógico y humano.
“Ha surgido en mi un vínculo con los marineros desaparecidos”
¿Sigues indagando para intentar sacar a la luz la verdad o quizás la conoces y no puedes contarla?
A pesar de que el libro de “El Fausto, historia y misterio de una tragedia” salió en diciembre de 2014, y que actualmente se hallan agotadas sus tres ediciones, personalmente no he abandonado la investigación, sigue abierta… Ojalá pudiera decirte que sé los casos y que no puedo divulgarlos, pero desgraciadamente no es así, si lo supiera, ya me las habría ingeniado para que se supiera, de una forma u otra, pero no es este el caso.
Con los 18 años que llevo detrás de este misterio, de forma natural ha surgido en mi un vínculo con los marineros desaparecidos, una especie de lealtad, de querer darles la voz que el triste destino les quitó. Ese ha sido mi desvelo todo este tiempo y te confieso que a los familiares los veo como si fuesen casi mi propia familia. ¡Ojalá algún día pueda o podamos entre todos, resolver de una vez por todas este terrible Expediente! Ellos -los desaparecidos- se merecen que se sepa al detalle su triste historia. Lo bonito de toda esta experiencia de rescatar este caso es el descubrir que aún y con fuerza, se les quiere y respeta.
¿Conclusiones?
Es un tema absolutamente fascinante. Yo soy una simple recopiladora de datos, ojalá algún día pudiera convertirme en investigadora, pero de momento me encuentro en esta casilla del tablero. Y como recopiladora me atrevo a decir, y de manera muy tímida, que posíblemente la resolución al misterio se encuentre en la tripulación del buque italiano. Ellos saben que ocurrió porque vieron el lugar de los hechos y tuvieron en sus manos la libreta del joven Julio. Por alguna razón mintieron, y decidieron que lo que allí había sucedido no podía ser conocido ni siquiera por los familiares. Francamente, pienso que fue un error. Espero que algún día salga a la luz la verdad, la tripulación del “Fausto” lo merece.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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