
Entrevistas estelares
Rocío Calvo: “Creo que es necesario estar en constante formación”
Fotografías: Fernándo López
En los tiempos en que el aire era más puro, las mascarillas sólo formaban parte de los lugares de sanación y los abrazos no estaban racionados, pude acudir al Teatro Reina Victoria a disfrutar de una de las mejores versiones de Cyrano. Entre siete actores se repartían más de veinte personajes, una auténtica maravilla y placer para los sentidos.
Fue en aquella obra donde me enamoré del tremendo talento de Rocío Calvo. Una mujer versátil, con una presencia importante en el escenario y mucho arte que mostrar. No se le resiste ningún medio, y baila entre los géneros con soltura, haciéndote creer que eso de la interpretación es fácil. En micinexin.net, hemos tenido el placer de conocerla mejor, esperamos que disfrutéis de esta charla tanto como lo hicimos nosotros.
«Mi amigo me aconsejó que hiciese lo que me hacía feliz porque sólo se vive una vez»
Rocío, ¿quisiste ser actriz desde pequeña o es una vocación que descubriste de adulta?
Decido ser actriz sobre los veinte años porque, de alguna manera, en mi casa estaba prohibido. Vengo de una familia de bailarines, y desde pequeña mis padres me llevaban a las giras. Mi madre bailó embarazada de mí hasta los siete meses, así que he vivido esta profesión desde siempre, por eso sé lo difícil que es. Mis padres solían tener una continuidad de trabajo, pero también vivieron épocas de parones muy grandes. Por esta razón, me aconsejaron tener estudios para obtener un trabajo estable, y si quería bailar que lo hiciese como hobby. Durante un tiempo les hice caso.
¿Hasta cuándo les hiciste caso?
Cómo te he comentado antes, hasta los veinte años más o menos. En aquella época estábamos viviendo mis padres y yo en Mallorca. Acababa de terminar el grado superior, y tenía un buen trabajo relacionado con empresariales y económicas. Un día, estaba tomando algo en un bar con un amigo. Hablando con él me di cuenta de que, por muy bueno que fuese mi trabajo, me aburría muchísimo porque en realidad quería ser actriz. Mi amigo me aconsejó que hiciese lo que me hacía feliz porque sólo se vive una vez, y desde ese momento comencé a acudir a talleres y cursos de interpretación. Creé junto con otros compañeros una compañía independiente, y estuvimos haciendo teatro.
En el año 91 me di cuenta de que tenía que volver a Madrid, sabía que ahí estaba mi futuro como actriz. Se lo dije a mis padres, y decidieron volverse conmigo.
«He nacido escuchando la música»
La verdad es que tu nivel de formación como actriz, es altísimo ¿te queda todavía algo que aprender?
¡Bueno! Claro que sí, me queda todo. En esta profesión es necesario formarse constantemente, y no sólo me refiero a asistir a cursos, sino también estar en contínuo conocimiento de lo que pasa en el mundo. Todo eso te va a servir para tu trabajo. Lo último en lo que he estado ha sido esgrima, me hice el trimestre de sable con Jesús Esperanza, pero no pude estar en la muestra porque me lesioné.
Por cierto, Rocío, ¿aprender a hablar con el cuerpo a nivel interpretativo, es tan complicado como parece?
Creo que es algo natural. Algunos estudios dicen que, antes del lenguaje, había música y ruidos, los cuales, nos llevaron al propio lenguaje. Es cierto que hay compañeros negados para el movimiento, pero no por incapacidad sino porque no ha habido una infiltración de ello en su familia. Yo he nacido escuchando la música, con unos padres cuyo trabajo era el movimiento del cuerpo. En mí es algo natural y heredado.

«Fue muy divertido hacer de hombre, de alguien tan diferente a mí»
Bette Davis dijo en una entrevista, que no le gustaba demasiado Katharine Hepburn porque era más técnica que emocional, y por otro lado, consideraba a Meryl Streep su sucesora porque usaba ambas cosas de forma compensada. ¿A ti te cuesta trabajar con un compañero que sea más técnico que emocional?
Mira, nos tenemos que adaptar. Posiblemente, el actor más técnico sea más frío. Te puedes encontrar enfrente con profesionales que sean un cien en técnica y un doscientos en lo emocional, imagínate lo que es tener delante a un actor de semejante calidad. Lo ideal es trabajar con gente que tenga ambas cosas, porque el compañero que se deja llevar sólo por lo emocional, cada día hace lo que le viene y para ti es un poco desconcertante.
A mí me gusta trabajar con compañeros que técnicamente hagan lo que está ensayado y dicho, pero que cada día lo viva como si fuese la primera vez. Es lo que quiero e intento hacer yo.
Rocío, ¿cómo llegó a ti el maravilloso Lignière de Cyrano?
Estábamos terminando de hacer la obra “Si la cosa funciona”, la cual también dirigía Alberto Castrillo-Ferrer, y participaban José Luis Gil y Ana Ruíz. En la cena que tuvimos el día de la última función, nos comenta José Luis que está pensando seriamente en hacer el Cyrano. Era tanto su sueño como el de Alberto. Tras mucho hablar, nos pusimos manos a la obra.
Alberto Castrillo-Ferrer y Carlota Pérez-Reverte realizaron la adaptación, redujeron los personajes a veintitantos. Yo debía hacer cinco. En principio sentí miedo porque nunca había hecho verso, pero durante el estudio de la función, me ayudó mucho mi primo Jesús Calvo que es profesor de teatro. Me dijo que en cuanto supiese qué estaba diciendo, lo recitaría de manera natural y no tendría problemas.
Tu interpretación de Lignière es impecable…
Lignière en la obra original sólo sale en el primer acto. En esta adaptación, en cambio, está presente en toda la obra. El director es tan bueno, que fue todo muy fácil.
Después de tener controlado el verso, trabajamos lo corporal. Alberto me dijo que sacase el macarra que llevaba dentro, buscaba un Lignière que fuese como un chico de barrio. Realmente fue muy divertido hacer de hombre, de alguien tan diferente a mí.
Don Juan: una figura tóxica y no romántica
¿Cuál es tu proceso creativo hasta llegar al personaje tal y cómo lo quieres mostrar al público?
Cada vez puede ser diferente. Si hablamos de los personajes que hice en el Cyrano, todos partieron del exterior al interior. Empecé a trabajarlos corporalmente, y eso me llevó a un estado de emoción. También es importantísimo lo que los demás personajes hablen de ti, no sabría decirte qué técnica tengo. Sí puedo decirte, que muchas veces el maquillaje, la peluca, la ropa, el maquillaje, lo corporal, lo que te inventas…todo eso te sirve.
Rocío, sabemos que debido a la situación que estamos viviendo, muchos proyectos se han parado. Ahora que de momento nos hemos estabilizado, ¿vas a poder retomar algunos de los que tenías?
Una de las cosas que me duele es no haber terminado lo que quedaba de Cyrano, aunque la última función que hicimos en Granada fue muy bonita y guardo un gran recuerdo de ella. Cuando sucedió todo, estaba grabando la serie «HIT» para TVE. Hago de la subdelegada de la consejería de educación de la Comunidad de Madrid. Mi personaje se llama Mari Cruz, y es algo que estoy esperando que se retome.
Después de Cyrano, iba a empezar a ensayar un proyecto maravilloso. Me produce una gran ilusión, porque tiene que ver con la música. Es una obra de teatro, un Don Juan donde las protagonistas somos las mujeres. En ella se habla de lo perjudicadas que acabamos cuando se cruza en nuestras vidas un hombre así. Don Juan se presenta como una figura tóxica y no romántica.
Va a ser aflamencado, así que mis padres van a estar conmigo más que nunca, para mí es como un homenaje a ellos. Don Juan será Rafael Amargo, pero no tiene texto, él baila. Somos cuatro mujeres, con música en directo de flamenco interpretada también por mujeres. Teníamos ya fecha de estreno, pero queremos hacerla en las mejores condiciones, cuando todo se normalice. Así que estamos pensando en la primavera que viene.
¿Verdad que apetece muchísimo esa novedosa versión de Don Juan? Es cierto que se rompieron muchos sueños con la llegada del virus, pero como me comentó Rocío, también es un parón que nos está sirviendo para mejorar en muchos aspectos. Es necesario buscar lo positivo de lo negativo en épocas oscuras. Muchas salud y abrazos para todos.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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