
Buscando Shangri-La
Aldo Linares: «Si miras a los ojos a la muerte, lo que realmente estás viendo es vida»
Fotografías: Cortesía Aldo Linares.
¿Qué hay más allá de la muerte? Es una pregunta que nos obsesiona desde que somos conscientes de que un día desapareceremos. Nos cuesta creer que todo lo que hemos vivido, sufrido y creado quede en la más absoluta nada. Intentamos encontrar certezas, pero debemos conformarnos con hipótesis y suposiciones.
Todos conocéis a Aldo Linares. Además de un importante músico del panorama español, es sensitivo y pertenece al famoso grupo Hepta. Además, colabora en diferentes programas aportando sus experiencias. Entre ellos, Cuarto Milenio. Aldo es mensajero de un mundo que desconocemos. Consigue ser el transmisor de seres que en esta realidad no tienen voz. Energías que necesitan comunicarse con nosotros, y solo lo consiguen a través de personas tan especiales como Aldo Linares.
«Me di cuenta de que yo no podía estar viendo a esas personas»
Aldo, tu primera experiencia paranormal fue cuando eras muy pequeño. Viste a un señor llamado don Llemo, un desconocido dentro de casa que conversó brevemente contigo . ¿Cuándo fuiste consciente de que lo que veías no pertenecía a esta realidad?
Antes de ver a don Llemo, vi a una parejita en la habitación de mi madre. Serían las 6 de la tarde, y mi madre se marchaba a un cumpleaños. Recuerdo que estaba jugando con unos astronautas pequeñines. Mis abuelos se encontraban en uno de los salones de la casa viendo la televisión. De un costado de la habitación, vi venir a una chica de unos 15 años y a un señor detrás de ella. La chica me miraba muy sonriente, pero el hombre me observaba extrañado, como preguntándose qué estaba haciendo ahí. Yo no tendría más de seis años. Una alarma saltó dentro de mí. Me di cuenta de que yo no podía estar viendo a esas personas. No eran de mi círculo familiar, y no sabía de dónde rayos habían salido.
¿Sentiste miedo?
Claro, grité. Sin embargo, no pude correr. Recuerdo que vino mi abuela y consiguió tranquilizarme.
¿En quién confíaste para contar lo que viste?
No se lo dije a mi abuela cuando vino a consolarme, pero a mi madre sí. Años después comencé a confiarle más cosas a mi abuela, y también a mi madre. Lo que más me llamó la atención, es que no me intentaron convencer de nada y fueron muy cariñosas. Me sentí acogido y protegido. Tiempo después me di cuenta de que a ellas les pasaba lo mismo.
» Siempre que voy a los sitios con Hepta o Cuarto Milenio, intento hacerlo con mucho respeto porque nunca sé lo que me voy a encontrar»
¿Cómo aprendiste a gestionar este don?
Aprendí a las bravas. Era hijo único, y por lo tanto me convertí en mi propio laboratorio de investigación. Aprendí a canalizar este estado psicobiológico, porque para mí no es un don, con el acierto-error. Tenía un buen amigo, Álvaro, con el que me iba a investigar lugares donde supuestamente sucedían cosas extrañas. Ahí aprendí que esto no es como se ve en las películas, y que cuando sientes miedo te vas corriendo. No sabía cómo expresar ese temor. Durante mucho tiempo temí pasar por los salones de casa por si me encontraba con alguna persona extraña. Pensaba mucho en mi madre, porque me asustaba estar volviéndome loco y me apenaba que sufriera por mí. Intenté averiguar qué me estaba sucediendo leyendo libros de psicología, de los cuales no entendía nada de nada porque por ese entonces tendría unos 12 años.
¿El miedo se queda atrás en algún momento?
Sí. Ahora lo que sientes es respeto. El miedo tiene que ver con lo que desconocemos. Por ejemplo, cuando yo tenía miedo a la oscuridad sabía que se acababa si levantaba la mano y encendía la luz. Para eso tenía que vencer mi propio temor y ser capaz de sacar la mano de debajo de la manta. Con el tiempo, te vas dando cuenta que el mayor riesgo en todo esto es tu propia mente. Puede ser tu mayor aliada o enemiga. Poco a poco el miedo se va convirtiendo en comprensión, es mucho mejor sentir respeto por las cosas que temerlas. El respeto te plantea un diálogo contigo mismo que significa cautela. Sin embargo, el miedo es vértigo, lo cual es bastante peligroso.
«Mi percepción es mayor por causas que desconozco»
Cuando visité La Casa Espírita de Madrid, me dijeron que los espíritus no estaban a nuestra disposición? ¿Estás de acuerdo?
Sí, lo estoy. No creo en esa gente que te dice que va a contactar con tu padre o hermano si tú quieres. La realidad no es así. Yo no soy más que un intercomunicador, y todo depende de cuando ellos quieren y deben.
En mi caso, siempre que voy a los sitios con Hepta o Cuarto Milenio, intento hacerlo con mucho respeto porque nunca sé lo que me voy a encontrar. Ese respeto implica que, si hay algo o alguien, puede interactuar conmigo bajo unas normas. Si quieren hablar lo haremos, pero con tranquilidad. Intento que comprendan que yo solo soy un intercomunicador y que les agradezco que confíen en mí. Pero no puedo garantizar resultados de nada. En ese sentido sí siento nervios, porque no sé si podré aportar algo y estar a la altura de las circunstancias.

¿Te sientes agotado después de contactar con esas energías?
Cuando ocurre esto, soy muy consciente de mí mismo. No me despersonalizo. Percibo esa energía, y es como si abriese una llave en mi conciencia. No estoy las 24 horas con esa llave abierta, sino centrado en mi día a día. Al abrir dicha llave, mi percepción es mayor por causas que desconozco. Lo único que sé es que todos tenemos eso, pero algunas personas lo desarrollan y otras no. La percepción es auditiva, verbal y visual. A veces implica olores, y en otras incluso la densidad de esa persona. Si todos somos energía, y nuestra energía está en constante transformación, es posible que ellos mantengan una especie de cuerpo de energía que, parece ser, interactúa con el nuestro porque estamos en un rango de frecuencia similar. Cuando todo esto ocurre, no siento cansancio en lo que se refiere a la percepción de la persona. Al acabar la experiencia puedo tener sed porque he estado hablando, pero nunca pierdo la conciencia de donde estoy.
«Te das cuenta de que la muerte es una compañera silenciosa pero constante»
A mí me parece que te invaden…
No es que te invadan, lo que sucede es que a veces se acercan de manera muy brusca y eso puede ser estresante.
Tu don, para mí sí lo es, ¿ha hecho que tu concepto de la muerte sea diferente al de la mayoría?
Quizás en cuanto a que no temo a la muerte. Sí al dolor. La presencia de la muerte es una prueba cuando te pasan estas cosas. Cuando la gente que tú quieres se empieza a ir, por mucho que tú vivas estas experiencias, te das cuenta de que una cosa es la inteligencia matemática, otra la emocional y otra la sentimental. Con mi madre, que ya no está, fue la prueba de fuego para descubrir cual era mi estado real con respecto a la muerte. Te das cuenta de que la muerte es una compañera silenciosa pero constante. Y cuando miras a los ojos a la muerte, descubres que lo que realmente estás viendo es vida. La muerte no es nada sin la vida. Para mí fue un hallazgo, porque descubrí que, en el fondo, estar atento a la muerte significa estarlo a la vida.
Aldo, ¿si yo digo que nuestros seres queridos fallecidos nos envían señales continuamente estaría en lo cierto?
Creo que lo más potente que tenemos son los sentimientos, tanto positivos como negativos. Esos sentimientos permanecen para siempre. Esto implica que a veces ellos quieran intervenir en nuestra realidad, porque están atentos a nosotros. Sucede, bien porque no saben cómo seguir adelante, o porque saben cómo pero quieren echarnos una mano. También puede suceder que no quieran irse, o que necesitan decirnos algo y desconocen la forma.
Es posible que de repente empecemos a escuchar ruidos, que se mueva una foto, y nos asusten. No es eso lo que quieren, solo intentan hacerse notar como pueden. Los sentimientos de amor son tan potentes, que ellos saben usar sus técnicas para que los sintamos. Una vez que nos liberamos de la coraza del cuerpo, ¿quién te dice que en esa libertad no hay una mayor fluidez para acceder a un estado más sutil y acercarse al nuestro para hacer algo bonito por nosotros? ¿Quién te dice que no va a ser posible?

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
0 comments