
Soy leyenda...
Joan Fontaine, la hija rechazada
Todos los amantes del cine clásico conocemos la pésima relación de las hermanas Joan Fontaine y Olivia de Havilland. Lejos de apoyarse en el cruel ambiente del Hollywood dorado, se ponían la zancadilla las veces que considerasen necesarias. Era un odio mutuo, en ningún caso podemos decir que hubiese una que recibiese todos los agravios sin vengarse.
Olivia y Joan se llevaban 15 meses. Sus padres se divorciaron cuando Fontaine tenía dos años, y en cuanto tuvo uso de razón, comprendió que su madre no sentía ni el más mínimo afecto por ella. La progenitora se sentía deslumbrada por su hija mayor. Todos los mejores vestidos, halagos y sonrisas maternas pertenecían a Olivia. Joan se sentía sola y perdida. A los 15 años volvió a su ciudad natal, Tokio. Su padre continuaba trabajando en la capital japonesa y decidió vivir a su lado. Solo estuvo allí durante dos años. El biógrafo Charles Higham, contó en su libro “ Hermanas: La historia de Olivia de Havilland y Joan Fontaine” que Joan fue rechazada por su padre al no acceder a tener relaciones íntimas con él. Desde ese momento se convirtió en un tigre capaz de todo por afianzar su lugar en el mundo y defenderse.

Olivia fue la primera en pisar los escenarios, y Joan decidió seguir sus pasos. Posiblemente guiada por esa rivalidad enfermiza dentre ambas. Se consideraba mejor que su hermana mayor y pensaba demostrarlo. La predilección de la madre por Olivia era tal, que le prohibió utilizar el apellido de Havilland cuando anunció que tambiñén sería actriz, así que tuvo que usar el de su padrastro: Fontaine.
Tras firmar con la RKO y realizar pequeños papeles, su gran oportunidad llegaría con la inolvidable “Rebeca” (1940, Hitchcock). El propio Selznick le pidió que realizase una audición para el papel. Durante seis meses hizo muchísimas pruebas para optar a encarnar a la señora de Winter hasta que finalmente lo consiguió. La película fue un éxito y ella consiguió la nominación al Oscar. En esa ocasión no se lo llevó, pero no tuvo que esperar mucho para obtener la estatuilla. Fue en 1941 con “Sospecha”, también de Hitchcock. Junto a ella, también estaba nominada Olivia, y hay quien asegura que casi se lanza al cuello de Joan cuando dijeron el nombre de la ganadora. Después, suponemos que tras varias tilas fue a felicitar a su hermana, pero la Fontaine solo tenía ganas de darle un «estatuillazo». Ya no escondían su mala relación.

Su época dorada fueron los años 40. En los 50 también realizó films importantes como “Nacida para el mal” (1950, Ray) o “El bígamo” (1952, Lupino), aunque su fama empezó a resentirse. Ya sabemos que el cine es mágico, pero también terriblemente cruel con los actores cuando empiezan a cumplir años. Un despropósito que no ha cambiado demasiado en el mundo del cine del siglo XXI.
En los años 60 hizo poco cine, pero el teatro estaba esperándola con los brazos abiertos para acogerla. También participaría en series de televisión, algo que no dejó de hacer hasta 1994. Su retirada total del cine fue en 1966, tras protagonizar y coproducir “Las brujas”. Película para ver después de comer o acurrucado con tu amorcito en una noche de lluvia, no tenía mucha susutancia. Decidió abandonar el cine porque era consciente de que estaba destinada a interpretar films de serie B, y no le apetecía.
En cuanto a su vida privada, no fue demasiado afortunada en el amor ya que se casó cuatro veces. Tuvo una hija biológica y otra adoptada de Perú. Esta última acabó huyendo de casa. Se dice que Joan tenía una pésima relación con sus hijas porque no quisieron renunciar a seguir en contacto con su tía Olivia. No consiguió la estabilidad con ninguno de sus esposos porque, según decía la actriz, los hombres no estaban preparados para casarse con una estrella. Aunque parece ser que tenía un carácter un tanto explosivo que dificultaba la convivencia.
Joan nunca intentó reconciliarse con su hermana. Cuando le preguntaban el porqué de su nefasta relación con Olivia, ella respondía: “Mi llegada no fue anunciada a mi hermana de forma correcta. Nada de vas a tener una hermanita pequeña para jugar. Ella tenía quince meses cuando nací, lo suficiente como para ser una intrusa y fastidiar su vida. Y desde entonces es lo que hago». Hasta su muerte vivió en la pequeña ciudad Carmel-by-the-Sea, estaba prácticamente recluida junto a sus perros, a los que consideraba los únicos seres vivos que merecían su amor.

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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