
Soy leyenda...
Verónica Lake, víctima del “peek-a-boo bang”
Verónica, se llamaba en realidad Constance Frances Marie Ockelman. Nació en Brooklyn en noviembre de 1922. Su vida era bonita y tranquila hasta que su padre murió en un accidente laboral cuando ella tenía nueve añitos. Aquello revolvió su pequeña cabecita, y Verónica nunca más volvió a ser la misma. Comenzó a ser una muchacha problemática, e incluso algunas fuentes cuentan que fue diagnosticada de esquizofrenia paranoide.
A finales de los años 30, Verónica se mudó junto a su familia a California. Allí, la madre decidió que su preciosa hija estudiase interpretación. Algo que nunca había interesado demasiado a Lake. La madre la presionó para que lo hiciera y también para que comenzase a trabajar en el cine. Rápidamente consiguió papeles de extra, y no pasó mucho tiempo cuando alguien se fijó en su belleza germana. Paramount decidió contratarla, y lo primero que hicieron fue cambiarle el nombre. Pensaron que Lake era un apellido perfecto para una mujer con aquellos ojos azules tan profundos.
Su peinado, el “peek-a-boo bang”, fue fruto de la casualidad. Mientras estaba haciendo una prueba de cámara para la película “Vuelo de águilas” (1941, Leisen), parte de su cabello no dejaba de caer constantemente sobre un ojo. Aquello les pareció tremendamente sexi a los presentes, y desde entonces se convirtió en su peinado oficial. En cuanto se estrenó la película, Verónica se convirtió en una gran estrella de cine que el público adoraba. Muchas mujeres comenzaron a imitar su peinado, lo que provocó que tuvieran muchos accidentes porque se enganchaban el cabello constamente y además les faltaba visibilidad por un ojo. Cómodo, lo que se dice cómodo, no era.
Lake, protagonizó un buen ramillete de películas exitosas entre las que destaca “Me casé con una bruja” (1942, Clair). Con esta película consiguió el amor incondicional del público, no fue así con su partenaire Fredic March. El actor sufrió mucho durante el rodaje, y no quisó volver a trabajar con Verónica. También fue el caso de Joel McCrea tras trabajar con ella en “Los viajes de Sullivan” (1941, Sturges). El único compañero que no se quejaba de Verónica era Alan Ladd, por un lado porque la actriz era más bajita que él (medía 1 ’50) , y por otro, simpatizaban porque ambos habían comenzado un camino de autodestrucción con el alcohol.

Realmente Verónica nunca había querido ser actriz. Era una mujer con muchos problemas psicológicos que nunca solventó. Su madre estaba más preocupada de que fuese una estrella que de ofrecerle la ayuda que necesitaba. Lake odiaba su vida, pero por otro lado no se veía capaz de abandonarlo todo y comenzar de cero. Así que tapaba el vacío que la mataba por dentro con alcohol, drogas y multitud de encuentros sexuales. De hecho, no tenía ningún problema en usar su cuerpo con los directivos de las compañías para conseguir mejoras en sus contratos de trabajo.
Cuando Verónica cambió su peinado, parte de su público dejó de quererla. Así de frágil era el amor que sentían por ella. La Paramount también quiso terminar su romance con la actriz y en 1948 no quisieron volver a renovar su contrato. A regañadientes, la actriz tuvo que ganarse las lentejas en la televisión y el teatro. A partir de 1959 dejaron de contar con ella, y entonces comenzó su vertiginosa caída a los infiernos. Se quedó sola, sin dinero, sin influencias… y no tuvo más remedio que comenzar a trabajar como camarera y dependienta.
Tuvo la mala fortuna de que un periodista la reconoció en el restaurante donde trabajaba, y aunque en un principio intentó negar que era camarera, terminó admitiendolo y con ello consiguió un breve repunte en su carrera. Un pequeño retorno a la fama que solo le sirvió para producir y protagonizar en 1970 una horrible película llamada “Flesh Feast” . Si tenéis curiosidad por verla, la tenéis en Youtube.
Verónica Lake, murió con tan solo 50 años debido a graves problemas renales y hepáticos. Sus familiares cercanos no acudieron al entierro.
¿Y qué hay de sus amores?
La actriz se casó en tres ocasiones. Todos los matrimonios fueron un absoluto fracaso debido a sus adicciones. No tuvo problemas en coleccionar amantes mientras permanecía casada. Dicen que por sus sábanas de blanco satén pasaron Gary Cooper, Howard Hughes y Onassis. También se dió un alegría con Marlon Brandon, el cual quedó sorprendido por la experiencia amatoria que le demostró Veronica. Cómo sería la cosa para que el propio Brandon quedase sorprendido.
Lake, fue madre de tres hijos. Nunca los atendió debidamente ni los amó demasiado. Le interesaba más el alcohol y las orgías en las que de vez en cuando participaba. Cuando enfermó antes de morir, no recibió la visita de ninguno de ellos. Tampoco acudieron al funeral. Veronica fue una mujer terriblemente desdichada, y eso la incapacitaba para dar el amor que , sin duda, merecían sus hijos.

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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