
Soy leyenda...
Dean Martin, un amigo leal
Dean Martin nació un mes de junio de 1917 en California. Sus padres eran italianos, así que solo habló la lengua italiana hasta que fue al colegio. Ya sabemos que los niños son crueles por naturaleza, y se rieron sin compasión de Dean porque no pronunciaba del todo bien el inglés. No llegó a terminar el instituto y empezó a trabajar en diferentes oficios. No le pareció mal dedicarse al arte pugilístico y durante un tiempo pisó los cuadriláteros bajo el nombre de Kid Crocetti. Las noches que no boxeaba iba a los clubs nocturnos a cantar bajo el nombre artístico de Dino Martini. Su voz intensa, melodiosa y con personalidad, rápidamente llamó la atención y en breve colgó los guantes de boxeo para dedicarse solo a la canción.
En uno de los clubs nocturnos en los que cantaba conoció al mítico Jerry Lewis. Ambos congeniaron rápidamente y decidieron crear un dúo cómico. La buena fama de sus números cómicos corrió como la pólvora y en seguida dieron el salto a la televisión actuando en el exitoso programa de Ed Sullivan. En 1949, la Paramount ya les había ofrecido un suculento contrato que aceptaron de mil amores. Hicieron dieciocho películas de humor que enamoraron al público y llenaron sus bolsillos de vellocino de oro. Protagonizaron títulos como “El castillo maldito”, “El jinete loco” o “Juntos ante el peligro”. Eran los cómicos más famosos del país y los favoritos para animar a las tropas en épocas de guerra.

Se separaron en 1956 porque su amistad se rompió. A Lewis se le subieron a la cabeza los halagos del público y Martin estaba harto de hacer el mismo papel una y otra vez. Dean era consciente de su potencial para la interpretación, pero sabía que junto a Lewis no podía mostrarlo. En 1959 protagonizó “Río Bravo” de Howard Hawks y demostró su gran talento como actor interpretando a un sheriff alcoholizado. Más tarde llegarían títulos estupendos tales como “Bésame tonto” (1964, Wilder) o “Como un torrente” (1958, Minnelli). Siguió intercalando su faceta de actor con la de cantante cosechando éxitos tan memorables como “Everybody loves somebody”, canción con la que desbancó del número uno de las listas a los propios Beatles.
En los años sesenta conquistó la pequeña pantalla con sus programas The Dean Martin Show y The Dean Martin Celebrity Roast. El público lo idolatraba. Dean era ese amigo simpático que siempre te levanta el ánimo cuando te encuentras volando bajo. Un amigo que todos queremos tener, y si encima canta divinamente… En 1984 rodó su última película, “Los locos del Cannonball 2” dirigida por Needham y protagonizada por Burt Reynolds. Un año después protagonizó una serie junto a Joe Pesci pero tras seis capítulos fue cancelada y Dean se retiró definitivamente.
Dean Martin, un buen tipo
Martin perteneció al famoso grupo de los Rat Pack junto a Frank Sinatra, Sammy Davis, Jr., Peter Lawford y Joey Bishop. Aunque Dean sí era un tanto mujeriego, no faltaba nunca durante noches enteras o días de su hogar como los demás. Pasó por la vicaría en tres ocasiones, y tuvo un total de ocho hijos. Era un padre amoroso al que le encantaba compartir actividades con sus hijos y estar muy pendiente de sus vidas. Siempre quiso un hogar armónico, aunque quizás fue mucho mejor padre que esposo.

Dean fue un gran tipo. Nunca intentaba brillar más que sus compañeros en los rodajes y se podía contar con él en caso de dificultades. Tenía una amistad casi fraternal con Sammy Davis, de hecho, los hijos de Dean le llamaban tío Sammy. Cuando Kennedy se presentó a la presidencia en 1960, Davis recaudó miles de dólares para ayudar al futuro presidente en su campaña electoral. Tras ser elegido presidente, Kennedy dio una fiesta para celebrar su victoria a la cual no fue invitado Sammy, quien por aquel entonces tenía una esposa sueca. El recién elegido presidente no deseaba enfrentarse a ningún problema de tipo racial con el cargo recién estrenado. Martin, muy desilusionado, tampoco fue a la fiesta. Para él la amistad era un compromiso muy serio, algo sagrado. Su amigo estaba por encima de cualquier presidente por muy poderoso que éste fuese.
En 1987, recibió el mayor golpe de cuantos recibió en la vida: su hijo mayor, Dean, moría en un accidente aéreo. Siendo un hombre de familia y padre entregado, aquel desastre le quitó las ganas de vivir. Sus amigos no lo abandonaron. Quisieron devolverle todo el cariño que él les había regalado a lo largo de los años. A pesar de sus esfuerzos, Dean no levantaba cabeza. El 25 de diciembre de 1995, el artista falleció a causa de una enfermedad pulmonar. Hasta el final fue un fumador empedernido. We will love you eternally, Dino.

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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