
Soy leyenda...
Sue Lyon, la eterna “Lolita”
Sue Lyon nació un caluroso mes de julio de 1946 en Iowa. Era una muñequita rubia de ojos claros, la pequeña de la casa. Se quedó huérfana de padre cuando era muy niña, y su madre decidió mudarse a Los Ángeles con sus cinco hijos para empezar una nueva vida. Rápidamente se dio cuenta de que en Sue tenía un filón. La comenzó a llevar a castings y pronto se convirtió en modelo infantil para la marca de ropa J.C. Penney. En 1959, cuando tenía catorce años, fue elegida como figurante para un episodio de la serie de televisión “The Loretta Young Show”. Poco a poco se iba introduciendo en el mundo del espectáculo.
Kubrick y Nabokov, estuvieron trabajando codo a codo cuando se decidió llevar al cine la polémica novela “Lolita”. Ambos estaban sentados junto a una mesa de escritorio, con cientos de fotos de niñas de entre doce y quince años, cuando de repente el escritor quedó deslumbrado por el rostro angelical de Sue. Inmediatamente supo que ella era su “Lolita” y la llamaron para concertar una cita. Poco después comenzarían los ensayos.
El caramelo envenenado
En aquel entonces Sue contaba con 15 años de edad, tres más que el personaje. No se notó en absoluto. La joven actriz comprendió inmediatamente la historia, se mostró instintiva en cada secuencia y fue muy profesional. Lo curioso de esta historia, es que Sue no pudo ver la película el día del estreno porque estaba catalogada para mayores de dieciséis años. Increíble. Por esta interpretación, Sue recibió el Globo de Oro y cientos de felicitaciones. Su fama fue internacional, todas las muchachas querían tener el mismo peinado y gafas con forma de corazón que ella.

Como sucede en tantas ocasiones, “Lolita” se convirtió en un caramelo envenenado. Aquel personaje resultó tan carismático que solamente le ofrecían papeles semejantes. Jovencita morbosa que se liga a señores maduros un tanto guarretes. Y claro, Sue iba creciendo y también hartándose de hacer lo mismo constantemente. A pesar de los obstáculos, en la década de los sesenta pudo hacer maravillas como ” La noche de la iguana” y “Siete mujeres”. Ambas películas del maestro Huston, en la primera repetía papel y en la segunda pudo desahogarse con un personaje muy distinto al de adolescente seductora.
Con la llegada de los setenta comenzó el declive de la actriz. Participó en filmes de escasa importancia, incluso llegó a trabajar para dos directores españoles: “Tarots” (1972, Forqué) y “Una gota de sangre para morir amando” ( 1973, de la Iglesia). El público seguía reclamando a la adolescente morbosa que ya no podía ser. Nunca la aceptaron como actriz adulta. Su última incursión en el cine fue “La bestia bajo el asfalto” (1980, Teague).

La ajetreada vida amorosa de Sue Lyon
La actriz contrajo matrimonio en cinco ocasiones, y en cinco ocasiones se divorció. Su matrimonio más longevo fue con el ingeniero Richard Rudman, con quien se casó en 1985. Duraron diecisiete años juntos. Dicen que al marido que más amó fue al fotógrafo Roland Harrison. Sin embargo, eran malos tiempos para enamorarse de un hombre de raza negra. Se marcharon a vivir a España huyendo de los prejuicios de la sociedad estadounidense, incluso tuvieron una hija, también actriz, a la que llamaron Nona Merrill. Nada de cuanto hicieron sirvió para mantenerse unidos. Su amor se rompió después de dos años.
El enlace más controvertido fue que la unió en 1973 con Gary «Cotton» Adamson. A Gary lo conoció cuando fue a visitar a un amigo a la prisión de Colorado. Gary era un preso. Estaba condenado por robo y asesinato. Inexplicablemente, la actriz creyó que el criminal había cambiado tras visitarlo en varias ocasiones y se casaron en la propia penitenciaría.
Sue estaba dispuesta a que la relación funcionase, así que comenzó a aceptar empleos de camarera cuando Gary salió a la calle. No quería que su flamante marido sintiese la necesidad de conseguir dinero por medios poco claros, y a ella ya no la llamaban del show business. En poco más de un año, la pobre se desengañó cuando descubrió que “Cotton” había cometido un nuevo robo. Se divorció de él inmediatamente.
Parece ser que la inestabilidad emocional de Sue era debida a que padecía trastorno bipolar. En aquellos años, las enfermedades mentales eran consideradas un estigma y te ponían el cartelito de “loco” a la primera de cambio. Ella tuvo que esconder su problema, y aunque recibió tratamiento, no le resultó efectivo. La actriz falleció en el 2019. Solo tenía setenta y tres años de edad. Sufría de una enfermedad que nunca se reveló, los familiares únicamente dijeron que había muerto en una residencia rodeada del amor de los suyos.

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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