Joao de Pessoa, la ciudad donde el sol nace primero, capital del estado de Paraíba, un paraíso en la tierra, un lugar donde el mar toca el cielo con tonos turquesas y anaranjados, donde se para el tiempo.
Una mañana de mediados de septiembre, Walfram, antiguo jugador de futbol profesional, recibe la llamada de su excuñado y le pide que acuda con premura al lavadero de coches donde este trabaja. Al principio se extraña, son las 6 y media de la mañana, lo notó nervioso, “que raro”, “¿qué querrá?”. Piensa que probablemente desee echar un partidito de futbol aprovechando, como hemos mencionado, que Walfram fue jugador profesional.
Coge su coche y recorre los escasos kilómetro y medio que lo separan de casa de su madre, lugar en el que vive ahora, tras su divorcio y el negocio de su excuñado.
Imagen cedida por el canal de youtube @kenmonkey
Al llegar, este le entrega un periódico local y le dice, mira esta noticia. El titular no puede ser más demoledor “Família brasileira é assassinada em Madri” (Familia brasileña asesinada en Madrid). Un escalofrío recorre la espalda de Walfram, desde la nuca al coxis, no solo por el titular, allí se puede leer: “un matrimonio y sus dos niños pequeños”.
¿Será su hermano, su cuñada y sus sobrinos?, algo dentro de el le dice que si, que se trata de ellos, pero no hay más datos en el diario, no hay nada que pueda confirmar o desmentir si es o no su familia.
Su excuñado, al ver la tez helada, blanca y mortecina que se le ha quedado, se apresura en decirle, “tranquilo, seguro que no son ellos”, pero Walfram solo acierta a decir, si, si son, algo me dice que son.
Llorando, con el periódico en la mano y sin saber que hacer, se monta en su auto y, casi por instinto, vuelve a recorrer ese kilómetro y medio que lo separa de casa de su madre.
Llega con premura, no mete el coche ni en el garaje, lo deja en la calle y cruza el patio dirección a su dormitorio. Al llegar, enciende el portátil que tiene sobre la mesilla y aguarda los escasos segundos que este tarda en iniciarse. Con las manos temblorosas, entra en internet y en el buscador coloca la frase que ha leído anteriormente “Família brasileira é assassinada em Madri”.
El motor de búsqueda no tarda más de medio segundo en arrojar imágenes y es ahí, en esas imágenes, donde se esconde el horror.
Ilustración realizada por Triun Arts
Walfram ya no tiene dudas, frente a él, en la pantalla del ordenador, se han desplegado las fotos del lugar del crimen y es el mismo lugar que su hermano, Marcos, le había fotografiado semanas atrás, era su nueva casa, un sitio grande, espacioso, con piscina donde poder disfrutar él y sus hijos, un hogar, el hogar que tanto habían soñado y en el que llevaban poco más de dos meses viviendo.
Aquella casa donde habían aparecido los cuerpos de una familia completa era la casa de su hermano, no cabía duda, era su familia.
El dolor, la impotencia y la rabia se apoderaron en ese momento de Walfram, que se derrumbó frente a aquella pantalla. El llanto no paraba de brotar de sus ojos, su corazón latía fuerte y rápido. Imagina por un momento encontrarte a 6000 kilómetros del sitio donde dicen que tus seres queridos han sido hallado muertos, no tienes información, nadie se ha puesto en contacto con vosotros y te has tenido que enterar por las grises y manías páginas de un periódico local, que casualmente recogía la noticia.
Pasados unos 15 minutos, logra calmarse un poco y decide ir al encuentro de su madre y su hermana, que se encuentran en las habitaciones aledañas.
Sale al pasillo y, al encontrarse de frente con su madre, no puede mediar palabra, la abraza y rompe a llorar de nuevo. Su hermana, que salía de la otra habitación, ve la escena en el pasillo y se abraza a los dos sin saber muy bien que pasa. Como no habla, su madre, que ya intuye algo, le dice “¿es Marcos? ¿es Marcos?”, a lo que Walfram solo acierta a decir, “si mama, es Marcos”.
Los tres rompen a llorar con más furia, entonces su madre, en un gesto de lucidez, vuelve a preguntar, “¿y los niños?”. Walfram la mira y le dice a los ojos, “mama, los niños también, ni Marcos, ni los niños, están más aquí”.
Su madre sale corriendo, atraviesa el jardín de la casa y llega a la calle, allí solo mira al cielo y le pregunta a Dios “¿Por qué Dios mío? ¿Por qué?”
This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish.AcceptPolítica de cookies
Privacy & Cookies Policy
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
0 comments