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Soy leyenda...

Good bye, Indy!

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Con el estreno mundial el 28 de junio de la última película de Indiana Jones, se cierra un período cuya singularidad tiene componentes múltiples. En efecto, Indiana Jones y el dial del destino, con un Harrison Ford que a sus 78 años vuelve a demostrar gracia y competencia, es el anunciado puntillazo de la saga. Todo empezó cuarenta y dos años atrás, cuando el productor George Lucas convenció a Steven Spielberg para dirigir En busca del arca perdida (1981). Ford, a quien Spielberg había fichado tiempo atrás para La guerra de las galaxias, obtuvo el protagónico entre decenas de candidatos.

Fotografía tomada de eugenioolivares.blogspot.com

Varios son los aciertos de la saga. La mezcla de aventura, intriga y esoterismo con grandes desplazamientos y una atractiva fotografía en exteriores exóticos, más el carisma de Harrison Ford han sido garantía de público y de taquilla. Sin dejar de apostar por el entretenimiento, sus artífices aprovechan el prestigio que ofrecen las ciencias y la Historia, aunque su manejo no carezca de lugares comunes. En la década de 1980 se rodaron otras dos partes de la pentalogía: Indiana Jones y el templo de la perdición (1984) e Indiana Jones y la última cruzada (1989).

DE UN SIGLO AL OTRO

Casi veinte años después, Steven Spielberg se puso nuevamente al mando del equipo que prolongaría las hazañas del no muy meticuloso arqueólogo, en su batalla por el bien. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008) demostró que el interés del público no había mermado, si bien Spielberg tendría suficiente como director. Durante la presentación en el festival de Cannes de Indiana Jones y el dial del destino (2023), dirigida por James Mangold, tanto Harrison Ford como la ejecutiva Kathleen Kennedy fueron tajantes: no habrá más Indiana Jones.

Cartel promocional de Indiana Jones y el dial del destino

Ciertamente, el fin de esta saga (y para hablar solo de los cinco largometrajes) visibiliza algunas enseñanzas y algunos asombros. Lo primero es que se puede hacer cine de entretenimiento sin banalidad. El asombro (o el misterio) radica en constatar que, habiéndose iniciado en la época anterior a internet, con modos de percepción radicalmente distintos, haya durado hasta hoy. Quiero decir, sin perder atractivo. Sin que mermaran sus acólitos.

Narrador, poeta, periodista, editor, lector, amante del cine y de la fotografía (que no es lo mismo, pero es igual). Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.

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