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Triun Crime

Pioz, “Saber”

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Extraño que una familia se mude a un paraje apartado de un núcleo urbano sin un vehículo propio, seguro venían huyendo de algo. Es un ajuste de cuentas, por eso los demás vecinos no tenemos miedo. Tema de narcotráfico, al parecer esta familia vivía de eso. Vete a saber los negocios que tenían para terminar así. Esto es cosa de sicarios. El crimen parece realizado por un profesional, cosas de drogas.

Imagen de google maps

Imagina estar a 6 mil kilómetros y no parar de ver y leer ese tipo de noticias en la prensa, un día tras otro, como si fuese un martillo golpeando constantemente tu sien. La familia de la que hablan es tú familia, es tu hermano el que yacía en esas bolsas de plástico, él, su mujer y tus dos sobrinos pequeños.

No es suficiente con la pena que llevas por dentro, que te corroe, que no te deja dormir, comer o vivir. No, no basta con eso, además tienes que soportar que todos hablen y especulen para mal, pensando, imaginando y creyendo cosas que tú sabes que no son ciertas.

Esto hizo que Walfram decidiese coger el toro por los cuernos y viajar a España.

En su mente solo tenía una idea, defender a su familia, defender el honor de los vivos y la memoria de los muertos.

Imagen proveniente del canal de youtube @kenmonkey

Cuando llegó, la propia guardia civil tuvo que pararlo en el aeropuerto y evitar que saliese por la puerta principal. Allí, un enjambre de periodistas, cámaras y curiosos, se agolpaban para ver y preguntar a la primera persona que tenía vinculación directa con las víctimas de Pioz.

Un “Acompáñenos y le sacamos por detrás o no sale vivo de esta, usted no está preparado para enfrentarse a lo que hay ahí fuera” fue el saludo, la bienvenida del capitán Ángel y José Miguel. 

Walfram se dejó llevar, lo metieron en un coche patrulla y, sin abandonar el propio aeropuerto y dentro de las mismas instalaciones, fue conducido a una pequeña sala de interrogatorios de la T4. Allí comenzarían una batería de preguntas que durarían casi cuatro horas. Preguntas rebuscadas, sencillas, normales y complicadas, muchas repetidas en multitud de ocasiones, para ver si el interrogado caía en alguna contradicción, para intentar sacar el máximo de información posible de, como he dicho antes, la única persona con vinculación directa con los inquilinos del 594 de la calle “Los Sauces”, urbanización “La Arboleda”, del tan nombrado Pioz.

Imagen de google imagenes

Cerca de las 2 de la mañana y tras más de 12 horas de vuelo y 4 de interrogatorio, Walfram fue dejado en su hotel. “Un día duro”, seguramente se dijo para sus adentros, sin saber quizás, que ese sería, probablemente, el más suave de los que le tocaría vivir en las próximas jornadas.

No había venido a hacer turismo, había venido a intentar comprender, a entender que pasó y como pasó, y para eso tenía que mirarlo todo. Fue al chalé donde vivía su hermano, se encaramo a la reja y trepo para mirar dentro.

No era curiosidad, era ansias, necesidad de respuestas lo que lo movían a hacer ese tipo de cosas.

Pidió hablar con los investigadores y que estos le mostrasen todo, todo lo que tenían hasta el momento. Quería ver las fotografías de su hermano, de su familia, de cómo fueron encontrados, quería saber, solo saber.

Imagina la situación por un momento, una sala aséptica totalmente, tu sentado en una silla, presidiendo una mesa, a un lado dos capitanes de la guardia civil y al otro tu abogado, de pie, un funcionario que trae un libro grueso, un libro que esconde el horror más inhumano que puedas imaginar.

El consejo de los que tienes a diestra y siniestra es muy simple:

No lo hagas, no mires esas fotografías, no te tortures. No es necesario que pases por esto, recuérdalos como eran”. Ellos han tenido que verlo porque es su obligación, pero intentan que tú no pases por un trance que, posiblemente, no superes por el resto de tu vida”.

Aprieta los dientes y decidido toma la primera página y comienza a ojear.

La reacción es instantánea, las lágrimas comienzan a brotar y resbalar por sus mejillas. Aquello que tiene delante no puede ser real, no puede haber pasado eso a su familia.

Para y toma aire, su llanto es tan fuerte que los hombres que tiene a su lado lo abrazan, “no sigas”, “no te hagas esto”, frases que no paraban de repetirse en aquella sala fría y desangelada.

Sin embargo sigue, sigue y sigue hasta que no puede más.

No ha sido capaz de verlo al completo, lo cierra y nota como todo él se derrumba.

Los brazos de aquellos aguerridos investigadores que tenía al lado lo sujetan, lo abrazan e incluso lo acompañan en su llanto.

Ahora todo es más real, ahora sabe que no es una farsa, que no es una historia, sabe que esa pesadilla es de las que hacen daño en el mundo real.

Ahora sabía, que es lo que quería, saber.

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Youtuber de cronica negra y true crime

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