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“From”, fantasía sin complejos en la era del terror elevado

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El género de terror ha experimentado, de un tiempo a esta parte, un proceso de estilización (de sofisticación si se prefiere) que ha acabado por acuñar ese término que algunos aplican, sobre todo, a series y películas: “terror elevado”. Se ha querido meter en este saco aquellas producciones que abordan el terror proponiendo una mirada desde lo profundo de los personajes. Son cintas psicológicamente complejas en las que el fantástico aparece como complemento narrativo pero casi nunca juega un papel lúdico. Atrás quedó el slasher, ese género cinematográfico basado en el disfrute de contemplar a un grupo de adolescentes más o menos estúpidos ser asesinado brutalmente por: a) un asesino, b) un monstruo o c) un monstruo asesino. El slasher encuentra su caldo de cultivo en los ochenta y muchos sitúan el pistoletazo de salida en el ya clásico largometraje Halloween (1978) de John Carpenter. Pero como los yanquis tienden a monopolizarlo todo y a atribuirse los avances de la humanidad, no me resistiré a apuntar que este género tiene, en realidad, su origen en el llamado giallo italiano, el mismo concepto pero una década antes y con una estética setenara: sangre sobre papel de pared de colores saturados. Citaremos como rey del género a Darío Argento con películas como Profondo rosso (1975) o Suspiria (1977).

Suspiria (1977) | MUBI

Suspiria (1977)

Englobamos, dentro del “terror elevado”, a autores que han sido tótems del género durante el siglo veinte y que, sin duda, serán referentes en el futuro (algunos ya lo son) como  Ari Aster con Hereditary (2018), Midsommar (2019) o la reciente Beau is afraid (2023) o Robert Eggers director de The Witch (2015), The Lighthouse (2019) y The Northman (2022). Podemos cerrar la lista con el neoyorquino Jordan Peele: Get Out (2017), Us (2019) y Nop (2022) que es, si me preguntan, el mejor fantástico de los últimos cinco años. El corpus que forman estos títulos (y algunos otros que se han quedado fuera) es descomunal, es decir, estamos hablando de cumbres del terror y, sin embargo, el ya citado Carpenter decía lo siguiente en una entrevista para AV Club cuando lo interrogaban por el concepto “terror elevado”: “No se lo que significa. Quiero decir, puedo imaginármelo pero realmente no lo se”. Cuando se le citan algunas de las películas que acabamos de mencionar responde: “No tengo ni idea de lo que me hablas”. Cuando se trata de viejas leyendas, este tipo de actitudes no nos resultan extrañas. Claro que Carpenter ha oído hablar de Hereditary, es inevitable, seguramente hasta la haya visto (¡y disfrutado!) pero en su posición de maestro superado tiene que negar la mayor.

En fin, no nos interesa exponer los roces entre los autores, con este enfrentamiento solo quiero poner en evidencia que, efectivamente, ha habido un cambio de paradigma en cuanto el terror. Y aquí es donde entra la serie de la que hablaremos: From (2022), creada por John Griffin. Con dos temporadas arrasando en HBO Max y una tercera en camino (parece que habrá que esperar a la primera mitad de 2024), From ha devuelto el terror fantástico a las masas.

Si el dios del terror, Stephen King, tuitea lo siguiente sobre tu serie: “Llevo tres episodios. Maravilloso concepto, bellamente manejado…” puedes respirar tranquilo. Precisamente a Stephen King se le ha echado en cara recurrentemente que las adaptaciones cinematográficas de sus novelas son malas, de serie B. De hecho, cuando se han intentado elevar sus tramas (hablo de The Shining de Kubrick en 1980) la cosa ha funcionado bien en taquilla pero King aún sigue lanzando dardos contra la cinta de Stanley. A los que conocemos la obra del autor de Maine no nos sorprendió el tuit, pues reconocemos en la familia protagonista de From unos arquetipos puramente ‘kingtianos’: una pareja en conflicto (ella se llama Tabitha como la esposa de Stephen King, ¿casualidad o guiño?) y dos hermanos, una chica que aporta esa visión adolescente sobre el mundo y un chico, un pre-preadolescente con unos poderes o visiones que nos llevan rápidamente al Danny Torrance de El resplandor.

En From no ahondaremos demasiado en profundidad en los personajes (de hecho, cuando la serie más flojea es cuando deja la acción fantástica a un lado y presenta conversaciones pretendidamente emotivas entre personajes que, a decir verdad, no nos importan demasiado) y, como espectadores no nos exige demasiada intelectualidad como sí ocurría con otras series recientes como Dark, de 2017 (con la que From ha sido, en algunas reseñas, comparada). Los aciertos de From vienen, y así llegamos al núcleo del asunto, por abordar el terror fantástico sin complejos intelectuales ni cortapisas formales. En el primer episodio asistimos al vaciado (literalmente/visceralmente hablando) de una niña y su madre y nos topamos con el horror de frente. Esto es una declaración de intenciones algo así como decir: “aquí se juega a esto, al terror por el terror, al fantástico porque sí, sin explicaciones científicas excesivamente sesudas”.

Habrá que esperar al desenlace de la serie en 2024 porque todos sabemos, por experiencia, que en lo tocante a las series no se puede vender la piel del oso antes de ver su final (nunca acaban las series a gusto de todos) pero el mundo que propone John Griffin parece que rompe, y con bastante elegancia, con la tónica del ‘terror elevado’ (o, al menos, la complementa). Mientras tanto, nosotros, como fans que somos del género, no iremos de “Carpenters” por la vida y disfrutaremos de lo que nos echen, elevado o sin elevar, porque el terror fantástico está (casi) siempre por encima de (casi) todo.

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