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La magdalena de Proust, concepto literario
El significado de este término no se atribuye a un señor llamado Marcel Proust que creaba magdalenas riquísimas, no. De todos modos, la gastronomía sí está relacionada con la terminología a tratar. La realidad sobre esta concepción es muy llamativa. Los seres humanos poseen una capacidad olfativa que les permite identificar un objeto, un alimento o un recuerdo pasado. La mente a partir de un olor puede trasladar a las personas hacia un momento anterior, precisamente, en esto hace hincapié la famosa magdalena de Proust.
Un ejemplo significativo es el olor de un libro nuevo, recordando ese momento que se emplea a diario para la lectura. El sentimiento que embriaga al lector estará íntimamente relacionado con su estancia en la habitación, a ciertas horas de la noche, empapándose del último best seller.

La nostalgia es una condición que estará presente, seguro que son muchos los que recuerdan las deliciosas lentejas con chorizo que cocinaba su abuela, cuando daban sus primeros pasos. Además, en ese preciso instante, serán conscientes de que jamás van a disfrutar de ese sabor tan intenso que inundaba su paladar. Sin lugar a duda, es evidente que la memoria persiste en nuestra mente, ya que el hombre reúne la capacidad de recopilar momentos de forma involuntaria. No obstante, requiere de un estímulo externo que lo conduzca hacia esa realidad.
Las buenas experiencias son aquellas que permanecen, exacto. El cerebro es un músculo que selecciona aquella información que resulta agradable. En cambio, se encarga de eliminar los aspectos negativos de un plumazo, siempre y cuando no se trate de una experiencia traumática. Gracias a la psicología, disciplina que estudia el comportamiento humano, se han podido extraer cuáles son las necesidades del hombre, así como su vinculación con el entorno más inmediato.

- ¿A qué te recuerda esa fragancia? A mi estancia en un hotel, situado en un entorno natural.
La respuesta está relacionada con un recuerdo. Por supuesto, los elementos naturales poseen ciertos matices agradables que conducen hacia un estado de relajación, por lo tanto, el pensamiento asociativo se ve favorecido. El aroma de una hoja de eucalipto, cuando se rompe y, acto seguido, se huelen los dedos, ya incita a recordar un momento en el campo, o bien a una colonia utilizada por un compañero de trabajo.

En definitiva, la capacidad de raciocinio forma parte del hombre, por este motivo, existe la posibilidad de asociar sabores y olores a realidades inmediatas. Sin embargo, esto no es suficiente, seguir ahondando en este tema es fundamental para acercarse al mundo literario, aparentemente complejo, pero cargado de pistas que ayudan a comprender mejor cuál es nuestro sino.
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