
Soy leyenda...
La infancia robada
El 26 de julio es una fecha para recordar en el ámbito literario, pues este día, en 1925, nació Ana María Matute. Se trata de una de las figuras más representativas de la novelística española del siglo XX. Salía de la adolescencia cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, por lo que su etapa más fecunda como narradora estuvo atravesada por las circunstancias de la posguerra, para bien y para mal. Para mal porque ella misma afirmó que la guerra marcó irremediablemente su existencia. Y es que una guerra es eso, no tiene nada de honorable. Para bien entonces, porque de aquella angustiosa experiencia emergería una obra llena de un amargo realismo social, pero de una vehemencia refulgente.

A PESAR DE LA CENSURA
La censura en muchas ocasiones desestimó las obras de Ana María Matute, al acusarla de tajante, oscura y pesimista. Su texto Luciérnagas, semifinalista del Premio Nadal en 1949, no pudo ser publicado, debido a que ninguna editorial quería hacerse cargo de su visión de una sociedad en la que primaban la falta de libertades y la miseria. Pero Matute se sentía obligada a escribir sobre su ahora, sin más adornos que la potencia de su estilo. La idea de la infancia robada, por ejemplo, es un pilar central de su narrativa.

En su quehacer abarcó tanto la literatura infantil como la destinada a los adultos. De aquella dedicada a los niños, se le cuestionó de nuevo el pesimismo y la crudeza. Sus detractores se negaban a entender la lógica de sus textos, ligada a su propia biografía. Ana María Matute tenía once años cuando la Guerra Civil apareció en su comarca para dejar cicatrices indelebles. Era de esperar entonces que años más tarde narrara con ese tono tan realista las pesadillas que vio y tuvo ella misma.
La niñez de la posguerra, sin embargo, no es en sus libros una sucesión de hechos crueles e insuperables. Lo maravilloso de la literatura infantil consiste en saber que la niñez tiene por delante el tiempo y la capacidad para rehacerse, algo que Matute no ignora. Sus libros infantiles acuden a la imaginación e, incluso cuando la esperanza no parece probable, acuden a la fantasía.

CON LUZ PROPIA
El tiempo y la calidad objetiva de su escritura, le otorgaron a Ana María Matute la condición de escritora prestigiosa. A la postre fue honrada con premios literarios tan importantes como el Miguel de Cervantes, el Planeta y el Nacional de las Letras Españolas. En 1996 recibió la condición de miembro de la Real Academia Española de la Lengua, siendo la tercera mujer con tal privilegio. Junto a autores imprescindibles como Camilo José Cela, Carmen Laforet o Miguel Delibes, integra el panorama literario español más representativo y prolífico de una época oscura, pero superada.

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