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Soy leyenda...

Un brindis por el conde Tolstói

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En un entrañable pasaje de La guerra y la paz, la monumental novela que Liev Nicoláevich Tolstói comenzó a publicar por entregas a partir de 1865, hay un personaje que, angustiado, observa las estrellas. “Todo eso es mío”, exclama entonces; “todo eso está en mí y todo eso soy yo”. Bien mirada, esa frase pudiera insinuar la grandeza del escritor ruso. Insertado en una tradición que descolló como una de las cumbres de la narrativa del contradictorio siglo diecinueve, Liev Tolstói se convertiría en una especie de modelo del novelista. Todavía hoy se acude a La guerra y la paz cuando se pide un ejemplo de las ilimitadas posibilidades de la ficción. Cielo y tierra a un tiempo: el alma humana y la sociedad.

Tolstói comenzó a escribir su monumento después de caer de un caballo y romperse un brazo. Como el fracturado era el de la mano con que escribía, se dice que trabajó muy lentamente, con letra difícil de descifrar. Esa lentitud, en todo caso simbólica, produjo una obra enciclopédica, la cual desconcertaría a más de un crítico. “¿Qué es esto”, se preguntaban: “un relato, una crónica de la nobleza o un libro de historia?”

SEÑOR DE TODAS LAS LETRAS

Nacido en 1828, Tolstói, quien heredó el título de conde, tuvo el cuidado de marcar a muchos de sus personajes con secuelas de su propia biografía, y terminó legando a la Humanidad un testimonio literario al que es casi imposible referirse sin la tentación de la grandilocuencia. Aunque estaba convencido de que La guerra y la paz difería de lo que los europeos entendían por novela. Era Anna Karénina, según su creencia, la obra que lo acercaba a sus colegas franceses. Ambos libros, sin lugar a dudas, bastarían para hacerle un lugar entre los imprescindibles.

Cartel de La guerra y la paz (1956), de King Vidor.

Al morir, en noviembre de 1910, Liev Tolstói había completado una obra que podría justificar, casi ella sola, el prestigio de la narrativa rusa del siglo diecinueve. En la vejez derivó hacia una ideología extrañamente humanística, que inspiró a Mahatma Ghandi. Casi al final de su vida, se hizo excomulgar por la iglesia ortodoxa. Soldado primero, pacifista más tarde y escritor de por siempre, Tolstói fue capaz de desentrañar, paralelamente, los tejidos sociales y los del alma. No hubo mezquindad o grandeza humana que le fuera ajena, dijo de él un amigo por los días de su muerte.

La guerra y la paz ha sido adaptada al cine, la televisión, la ópera y el teatro. La más famosa versión quizás sea la miniserie de 1972 para la BBC, protagonizada por Anthony Hopkins. En 2022 el director español Carlos Be llevó a escena la pieza War & Love, basada en ella.

Narrador, poeta, periodista, editor, lector, amante del cine y de la fotografía (que no es lo mismo, pero es igual). Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.

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