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Cuéntame un cuento

¿Qué camino era el correcto?

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La historia que vamos a contar gira en torno a esta cuestión sin respuesta. Lucas era un niño con un gran corazón, poseía un sinfín de cualidades positivas: cariñoso, atento, luchador, responsable, dinámico, entre otras tantas. Dicho así, a simple vista, parece una persona admirable, ¿verdad?

Bueno, no nos vamos a detener en esto. Entre sus aficiones destacaba la del fútbol y el atletismo, la cual mantiene en la actualidad. Desde muy pequeño, alguno de sus entrenadores lo llegó a calificar como superdotado para el deporte, a pesar de que él nunca lo ha considerado así, desde su humildad. La suerte que ha tenido en su vida es que ha podido experimentar diferentes actividades, encuadradas en ámbitos distintos: música, pintura, mecanografía, kung-fu, etc.

Sin lugar a duda, el propio Lucas ha reconocido siempre que su abuelo Salva ha sido un gran ejemplo para él, durante los primeros 18 años de su vida, hasta que un día, repentinamente, ese espejo se rompió y se fue para no volver. Llegados a este punto, su abuelo siempre recordaba esta anécdota, la cual reproducía literalmente:

– “Este niño es imposible, no acude a las clases de canto porque prefiere jugar al fútbol”.

Con estas palabras, no hace falta decir nada más. Lucas no había compartido la afición por la música, como su padre. Por otra parte, en el ámbito académico, los inicios de Lucas fueron muy dubitativos. Los maestros, continuamente, llamaban a su madre alegando que:

– “Es muy inteligente, pero no tiene ganas de hacer nada”.

– “Él aprueba porque no necesita demasiado para aprender, afianza rápido las cosas”.

Estas aclaraciones eran las más repetidas por los docentes, de hecho, el propio joven estaba de acuerdo con las observaciones que hacían de él mismo. Parece ser que era más importante estar pendiente del partido del próximo sábado, de las compañeras de clase o de la competición de atletismo más inmediata. Sin embargo, el gran dilema de Lucas apareció a los 16 años, cuando terminó 4ºESO. Con tres asignaturas suspendidas, estaba obligado a estudiar en verano para no repetir curso. Finalmente, este objetivo fue conseguido con sacrificio y esfuerzo. Muchos de sus amigos ya pronunciaban:

-“¡Este va sobrado, seguro que aprueba!”

Una vez finalizada esta etapa, se embarcó en el bachillerato de ciencias sociales. Al principio, muchos de sus antiguos profesores no daban un duro por él, a no ser que fuera capaz de cambiar su actitud. El primer batacazo se lo llevó nada más empezar ese mismo curso, en la primera evaluación suspendió cinco asignaturas y su capacidad de reacción era mínima. Casualmente, esa mala racha coincidió con el abandono del fútbol, aquí ya empezaba a renunciar a uno de sus sueños para apostar por los estudios. Por arte de magia, un día Lucas se armó de valor y pensó:

-“Si todos los demás pueden, ¿por qué yo no voy a poder?”

Entonces, le vinieron a la mente algunas críticas recibidas por parte de algunos profesores, tales como:

-“Usted nunca haga una carrera de ciencias”.

-“No vas a aprobar castellano porque no estudias”.

Dichas observaciones le sirvieron a Lucas para hacerse más fuete, es decir, resultaron constructivas. Todavía, a día de hoy, es incapaz de entender cómo podía haber sacado un tres en castellano y, el curso siguiente, con otra profesora sacar un ocho. En fin, cosas incomprensibles que tiene la vida. Pasaron los años de bachillerato rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos. Llegó la hora de afrontar la selectividad, la cual aprobó bastante justo. Ya empezaba a sentir una clara vocación por la docencia; no obstante, seguía muy vinculado al deporte. Le llamaba la atención estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte para ser profesor de Educación Física. Pero, todo quedó en agua de borrajas; el giro de los acontecimientos lo llevó a emprender un camino muy distinto, empezando a estudiar la titulación de Filología Hispánica.

Los comienzos fueron duros, pero con mucha predisposición y coraje, Lucas consiguió lo que muchos no esperaban. Tras seis intensos años de estudio, Lucas ya estaba preparado para ejercer como docente en los centros educativos. Fue toda una hazaña, totalmente impensable años atrás. Con esta historia se pretende mostrar que el destino de cada uno ya está escrito. Lo mejor de todo es dejarse llevar, la vida es como un barco sin tripulante, nunca sabes hacia dónde te va a llevar.

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