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Las checas y los campos de concentración franquistas: el horror en ambos bandos
Foto portada: Periódico El mundo
Los campos de concentración franquistas estuvieron vigentes desde 1936 hasta el 47. En ellos se encarcelaba, torturaba y asesinaba a todo aquel que era considerado enemigo del régimen. Tampoco se libraban de dar con sus huesos en estas temibles prisiones los gitanos, judíos y homosexuales. Algunos historiadores aseguran que llegó a haber trescientos campos franquistas y que por ellos llegaron a pasar cerca de un millón de personas.
Parece ser que la propia Gestapo asesoró al bando sublevado sobre cómo crear estos recintos de la muerte. De hecho, el nazi Paul Winzer fue el jefe del campo de concentración situado en Miranda del Ebro. Al igual que en los campos de exterminio, las condiciones de los presos eran infrahumanas y estaban organizados en grupos de trabajo con el objetivo de explotarles hasta el agotamiento. Los presos más violentos, disfrutaban de ciertos privilegios a cambio de mantener a raya al resto de los encarcelados y delatarlos si era necesario. De esta forma, se creaba un asfixiante clima de desconfianza entre los presos y se evitaba que naciese el espíritu de la solidaridad entre ellos

Además de comer mal, dormir poco, y no dejarles asearse debidamente, los presos eran obligados a hacer el saludo fascista y cantar el “Cara al sol” tres veces al día. Uno de los objetivos del campo era convertir al catolicismo a los reos. Por lo tanto, se les obligaba a acudir diariamente a misa, y una vez allí, los sacerdotes les repetían una y otra vez que su alma estaría condenada al peor de los tormentos si no se convertían. Muchos accedieron a ser bautizados o a recibir la comunión para conseguir salir lo antes posible de aquel infierno. El último campo franquista en cerrase fue el de Miranda del Ebro, en enero de 1947.
¿Qué eran las checas?
En 1918, Lenin creó una policía especial para luchar contra aquellos que consideraba enemigos de la revolución. En realidad, era una manera de reprimir cualquier voz discordante. Fuera un peligro o no, se la quitaban de en medio. A esta policía se la conoció popularmente como cheka. Durante la Guerra Civil española, el bando republicano creó cárceles conocidas como checas para encarcelar a todos aquellos que simpatizaban con los sublevados o que habían sido acusados de apoyarlos. Muchas veces sin pruebas.
El término de “checa”, lo utiliza el bando sublevado para vincular a los republicanos claramente con los comunistas. De esta manera, conseguían que el resto de Europa los viese como un brazo armado más del “terror rojo”. Los republicanos, llamaban a estas cárceles comités. Para el caso…la barbarie y el terror se daba cita igualmente se llamase como se llamase.
Al igual que sucedía en los campos de concentración franquistas, en las checas se torturaba y asesinaba a todo aquel que fuese considerado un peligro para la causa. Eran lugares terroríficos, y el que entraba tenía el total convencimiento de que no saldría vivo de allí. Muchos sacerdotes y monjas acabaron en aquellos recintos sufriendo lo indecible hasta su muerte.
También se torturaba
En las checas, existían celdas diferentes según la tortura que se quería infligir al preso. Unas eran del tamaño de un armario, el reo solo podía permaneces en cuclillas, y en ocasiones estaban pintadas con alquitrán para que fuesen especialmente calurosas en verano. Otras, se construyeron con el suelo lleno de ladrillos con aristas para que el detenido no pudiese echarse a descansar.

Como es lógico, muchas veces las personas torturadas se desmayaban presas del agotamiento y el dolor. En esas ocasiones, eran trasladadas a la enfermería para que se les inyectase cloruro de cocaína. De esta manera volvían rápidamente en sí y los verdugos podían continuar con la tortura.
Se cree que llegó a haber mas de trescientas checas, la mayoría situadas en Madrid, las cuales solían recibir el nombre de la calle o barrio en el que fueron construidas. Continuaron abiertas hasta que los sublevados ganaron el conflicto bélico. Durante el primer años de guerra, solamente en Madrid murieron cerca de nueve mil personas en estas terroríficas cárceles.
Seguimos con el tú más…
Ambos bandos fueron inhumanos y crueles. Los dos crearon campos de exterminio para acabar con sus supuestos enemigos, no sin antes torturarlos de manera monstruosa. Unos se llamaron campos de concentración y otros checas o comités. Para el caso es lo mismo. Seres humanos despersonalizando a otros seres humanos para poder realizar las acciones más ignominiosas sobre ellos. Y de esto debería tratarse la tan manida memoria histórica, de reconocer el horror, ser honestos, aparcar las ideologías y darnos cuentas de que, en el contexto adecuado, todo ser humano puede convertirse en el más feroz de los demonios sin remordimiento alguno.
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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