
Soy leyenda...
William Friedkin y la maldición de su obra maestra

En todas las ramas del arte existen casos en los que el éxito se paga muy caro. Casos en los que un artista se pasa años, décadas, innovando, mejorando y buscando la perfección en su trabajo. Hasta que lo logra. Hasta que Pablo Picasso pintó el Guernica, hasta que Diego Velázquez hizo lo propio con Las Meninas, hasta que Pink Floyd hizo The Wall, hasta que Francis Ford Copola hizo El Padrino, y hasta que William Friedkin hizo El Exorcista.
A partir de su obra maestra, a un artista le pueden ocurrir dos cosas. O bien puede mantenerse en la senda del éxito, y lograr la misma aceptación y algarabía por parte del público, con su nuevo material; o bien puede quedar condenado al asombra de aquel gran éxito, encasillado en ser, en este caso, “el director de”, como Thiago Messi, por mucho que lo intente, siempre será “el hijo de”.
El exorcista, el punto de inflexión en la vida de William Friedkin
Definitivamente, la primera entrega de El Exorcista es la obra maestra del William Friedkin. Si bien su carrera venía en franco ascenso, y hasta había conseguido el oscar a mejor director por French Connection (1971), no fue hasta 1973 que se consagró como un director de renombre con la famosa película de la niña endemoniada. Incluso, en la década del ’70, su nombre llegó a ponerse a la altura del mencionado, Francis Ford Copola.
No obstante, su éxito fue una catapulta hacia una caída sin atenuantes entre los especialistas de la época. Desde el estreno de aquella película, nunca pudo lograr otra que estuviera a la altura. Incluso, la inmediatamente posterior, El Salario del Miedo (1977), tuvo opiniones muy negativas, algo que se constataba con los números, que marcaron un presupuesto de 20 millones de dólares y una recaudación de 14. Aunque otros atribuyen las respuestas desconsideradas al hecho de que esa película coincidió, y compitió, con uno de los grandes éxitos de la década, La Guerra de Las Galaxias.
Lo cierto de que, al día de hoy, teniendo en cuenta su reciente fallecimiento, y en la previa del estreno de su última película, El Motín de Caine, William ha buscado, sin éxito, realizar algún largometraje que lo separe un poco de El Exorcista, como si hubiera sido su único trabajo. Pero no lo ha conseguido. Tal vez, en esta última carta esté la llave para ganar la partida. Tal vez, esta última película lo ubique en el lugar que se merece, entre los mejores directores de la historia.
¿Por qué fue tan exitosa?

La película El Exorcista debe su éxito al gran trabajo de William, por el realismo que le imprimió a la historia, frente a un tema que encuentra tantos escépticos. El seno de una familia americana se ve distorsionado por una fuerza sobrenatural, entrando en conflicto, incluso, con grandes instituciones, como lo es la Iglesia.
Pero lo que captó la positiva atención del mundo entero no fue solo lo que se vio en pantalla, sino también lo que ocurrió detrás de ella. Algunos sucesos más aceptables, como un set de filmación incendiado, y otros más dudosos, como la muerte de dos actores, de forma un poco sospechosa. Además, en su estreno, muchos espectadores sufrieron ataques de nervios, al punto de que los dueños de las salas decidieron preparar ambulancias en las puertas para evitar tragedias.
Hasta el momento, lo críticos del género del terror, hablan del El Exorcista como la mejor película de la historia. Y es que, de solo recordar algunas imágenes, y la particular melodía “Tubular Bells”, se eriza la piel, los miedos de pequeño se hacen más vívidos, y las cruces y las biblias vuelven a ganarse nuestro respeto. Esto solo confirma que sí, El Exorcista fue el gran éxito de Friedkin.
Licenciado en Comunicación Social. Redactor. Contador de historias. Yo pongo el significante, tú el significado.
0 comments