
Psicológica_Mente
¡Todo el mundo me decepciona!
No puedes más. Estás cansado de que todos abusen de tu confianza o de que no lleguen a la altura de lo que esperas. Te entristece darlo todo a cambio de nada… o eso piensas tú. No hay duda que podemos dar con gente abusadora que, consciente de nuestra buena fe, se aprovechen de nosotros. Eso no quiere decir que todas las decepciones que tengamos en nuestra vida sean siempre culpa de los demás.
Muchas veces nos decepcionan porque creamos expectativas muy altas y exigimos más de lo que pueden darnos. Eso no los convierte en seres malvados.
Creer que, tanto la amistad como el amor son tesoros muy valiosos que se deben cuidar y defender, es una estupenda filosofía de vida. Lo que ocurre es que no todos tienen que compartirla, y los que lo hacen, a lo mejor no pueden poner tanta carne en el asador como tú. Aquí es donde entra la empatía, la comprensión, el entender que la vida es un prisma con muchas caras. Y muchas de ellas tan brillantes como la tuya.
Posiblemente tú seas un guerrero espartano, dispuesto a partirte la cara y compartir el pan que no tienes con aquellos con los que te unen fuertes lazos afectivos. Sin embargo, hay muchos tipos de guerreros. Todos con la misma buena voluntad que tú…pero quizás con menos fuerza, o con otro punto de vista sobre cómo deben apoyar a los suyos.
Sí , lo sé. Estás pensando que cuando das mucho de ti esperas lo mismo de los demás porque consideras que es lo justo. Te puedo dar la razón en eso. Aunque fíjate en una cosa. Igual lo que es justo para otra persona, no es suficiente para ti. Y claro, te decepcionas. Pero esa no ha sido su intención en absoluto.
Para dejar de decepcionarnos continuamente con los demás, según mi punto de vista, es necesario hacer dos cosas: no idealizar tu relación con nadie y ser consciente de hasta dónde pueden llegar tus seres queridos. La lealtad y el cariño, siempre deben ser la base de una relación afectiva sea del tipo que sea. A partir de ahí, es necesario entender que no todos harán y dirán lo que esperamos cuando lo esperamos. Y eso no es sinónimo de falta de cariño o de que no seas lo suficientemente importante en sus vidas.
Otro punto a tener en cuenta, es ser muy consciente de a quién entregas tu confianza. En ocasiones, creamos amistades demasiado de prisa, sin observar bien hasta que punto la otra persona es digna de que le entreguemos una amistad leal y verdadera. Hay quienes nos dirán lo que queremos oír únicamente para aprovecharse de nosotros y después darnos con la puerta en las narices. Estemos alerta. No nos emocionemos a la primera de cambio con cualquiera que nos diga cuatro palabras bonitas o finja estar a nuestro lado en los momentos complicados.
Seamos pacientes y dejemos pasar el tiempo antes de catalogar a alguien como amigo, porque si le entregamos lo mejor de nosotros a cualquiera que nos parezca amable o cariñoso, saldremos trasquilados y con el corazón hecho añicos.
De todas formas, si ves que solo no puedes hacerlo, siempre puedes recurrir a un especialista que te ayude a encontrar las herramientas necesarias para gestionar tus relaciones con los demás.
Pero cuéntanos, ¿has tenido muchas decepciones en la vida?
Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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