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Reportajes y artículos

Daniel Sancho: la policía aconseja pedir la pena capital

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La investigación del horrible crimen cometido supuestamente por Daniel Sancho se ha cerrado. La policía tiene muy claro que el español actúo solo y con premeditación. También han llegado a la conclusión, tras encontrar la camiseta de la víctima agujereada, que la causa de la muerte pudo deberse a un apuñalamiento. Además de los cuchillos, presuntamente Sancho compró una sierra. Un dato que en España no se había prodigado demasiado. Con todas estas pruebas sobre la mesa, la policía tailandesa quiere que la fiscalía pida la pena capital para el español. Todavía faltan un par de meses para saber si el fiscal hará caso de dicha petición policial.

La perplejidad de la familia y amigos de Daniel Sancho

Cuando suceden este tipo de crímenes, se destroza a dos familias: la de la víctima y la del victimario. Una, pierde a trágicamente a uno de sus miembros, y la otra, se queda en estado del shock al descubrir que su hijo, nieto o hermano es un terrible monstruo. La sociedad, en general, sufre un pequeño golpe en estos casos. Creemos que los asesinos más crueles son personas con una infancia traumática, o adictas a sustancias y de bajo nivel económico.

Daniel Sancho es un hombre guapo, joven, con dinero y perteneciente a una saga de actores muy querida en España. Lo tiene todo. Es imposible que cometa atrocidades. Él no. Y sin embargo, todas las pruebas que ha obtenido la policía, más su propia confesión, nos deja claro que sí ha sido capaz de cometer actos monstruosos. La sociedad se incomoda. No es fácil darse cuenta de que cualquiera puede ser un asesino sin escrúpulos. ¿Quién sabe de lo que ha podido ser capaz aquella dulce muchacha de cabello rizado que se sentó a tu lado en el autobús? ¿ Y aquel elegante señor de sienes plateadas que te sonrió al abrirte la puerta del banco? No lo sabemos, y eso nos hace sentir desconcertados.

Charla con una psicóloga clínica

Hemos querido hablar con la psicóloga clínica barcelonesa Stefany Estévez sobre la psicopatía y el impacto que sufre la sociedad ante este tipo de actos. Creo que es importante que existan diferentes puntos de vista sobre todo lo que es capaz de remover un crimen así en la sociedad, y no centrarnos únicamente en el delito en sí.

¿Stefany, sólo los psicópatas son capaces de matar de manera atroz?

No, aunque me gustaría aclarar que un psicópata no tiene que ser necesariamente un criminal o un asesino. Por definición la psicopatía provoca que la persona que la padece sienta rechazo hacia el cumplimiento de las normas sociales y no llegue a empatizar con las emociones ajenas. Por tanto, al no conmoverse con el dolor que provocan sus acciones, puede realizar actos amorales sin sentir remordimiento por ello. Son sujetos muy fríos, insensibles, manipuladores, calculadores, impulsivos, deshonestos, competitivos, arrogantes, dominantes y agresivos.

Sin embargo, la mayoría de psicópatas están integrados en la sociedad, aunque, con toda probabilidad, no serán precisamente el amigo, la pareja, el compañero de trabajo o el jefe que todos querríamos tener, más bien al contrario. Es muy posible que tú y yo conozcamos a algún psicópata.

De hecho, existe un psicólogo especializado en psicología criminal, Robert Hare, que estima que un 1% de la población mundial es psicópata (contando que somos alrededor de 7.900 millones de personas en el mundo, eso significaría que hay más o menos 79 millones de psicópatas habitando nuestro planeta), porcentaje que crece hasta el 4% entre políticos, directivos, ejecutivos… la gran mayoría de ellos, no obstante, nunca habrán matado a nadie. 

Quería aclarar este punto porque a veces noto que hay cierta confusión sobre si un psicópata tiene que ser por fuerza un criminal. Así que no, una persona no debe presentar necesariamente una psicopatía para matar de manera atroz. Creo que en las circunstancias propicias para ello mucha gente podría matar con cierto ensañamiento ,motivada por un odio extremo, por deseos de venganza o cualquier otra causa- y luego arrepentirse.

Y si entramos en el terreno de la salud mental, también hay más patologías que pueden llevar a quien las padece a cometer crímenes, atroces o no. La psicopatía es más o menos conocida en nuestra sociedad, pero no se habla tanto de la sociopatía, por ejemplo, que presenta similitudes (de hecho, ambas están dentro del Trastorno de la Personalidad Antisocial). En fin, que las causas por las que alguien comete un crimen pueden ser muy variadas, unas tienen relación con problemas mentales y otras no.

¿Los psicópatas nacen con ese trastorno o se hace según las vivencias que tenga?

Esa es una cuestión que se ha investigado bastante y se considera que la psicopatía tiene un componente biológico: hay determinados tipos de genes que están vinculados a esta. Además, las personas psicópatas presentan niveles alterados de ciertas neuronas (cortisol, serotonina, testosterona…) y estructuras cerebrales distintas en comparación a la población no psicópata. Sin embargo, haber vivido negligencia, violencia física, psicológica y/o sexual durante los primeros años de vida puede influir en el desarrollo de esta patología. De nuevo, cada caso es distinto.

“En este tema deberíamos ser prudentes, sobre todo porque cuando ocurre un crimen hay muchos detalles que no sabemos”

¿Cualquiera de nosotros somos susceptibles de cometer un crimen especialmente cruel de la noche a la mañana?

Pues si pasa de la noche a la mañana, tendría que ser en circunstancias muy específicas. Podría darse el caso de que la persona presente un trastorno o enfermedad mental que le haga perder el contacto con la realidad y no esté recibiendo tratamiento para controlarlo. También puede ocurrir que un ser humano mate así porque esté en un escenario muy extremo en el que se sienta en peligro mortal de un momento a otro por culpa de un tercero, o piense que ese peligro va a afectar a alguien a quien ama mucho.

Sin embargo, creo que cada caso es un mundo: como no hay dos personas idénticas entre sí, es muy difícil saber de qué manera reaccionaríamos cada uno de nosotros ante una situación como la que comentábamos. También puede pasar al revés: que alguien se dé cuenta de que van a matarlo y aun teniendo ocasión de quitarle la vida a su agresor para salvarse no pueda hacerlo, porque no sea capaz de matar ni sabiendo que de no hacerlo será él o ella la víctima mortal.

Todos actuamos de manera distinta cuando nos sentimos amenazados, aunque haya patrones comunes. Por eso es tan peligroso jugar a “diagnosticar” a una persona en concreto sin haber hablado con ella y sin tener los conocimientos necesarios para ello. Pero es que, incluso teniéndolos, es necesario conversar y evaluar a ese ser humano de manera exhaustiva antes de afirmar que sufre una patología. En este tema deberíamos ser prudentes, sobre todo porque cuando ocurre un crimen hay muchos detalles que no sabemos. 

“Todos podemos ser manipulados y engañados por alguien que quiera aparentar una benevolencia que no posee”

¿Al ser humano le cuesta creer en la maldad? Lo digo, porque siempre que se comete un acto horrible tratamos de buscar una explicación diciendo que esa persona está loca o ha sufrido un delirio transitorio…

Pienso que es un mecanismo de defensa. Los humanos necesitamos sentirnos seguros y protegidos en el entorno en el que vivimos, así que buscar explicaciones basadas en un supuesto trastorno mental frente a un acto extremadamente ruin nos deja tranquilos en ese sentido. La mente humana por norma general busca la manera de que podamos vivir con la percepción de que hay suficiente paz y seguridad a nuestro alrededor como para que no temamos por nuestra integridad.

Eso pasa mucho cuando se nos dice que una persona a la que conocemos y con la que nos relacionábamos de tanto en tanto ha causado un daño severo a otra. No hace falta que el infractor fuera alguien muy cercano, basta con que hayamos compartido breves espacios de tiempo con él o ella y que nos pareciera agradable para que nuestros esquemas se tambaleen un poco y surja la pregunta de: “¿cómo no me di cuenta de que era así?, ¿cómo puede ser que me cayera bien alguien que estaba haciendo algo tan mezquino?“. En tales casos, pensar que ese sujeto no era consciente de sus acciones o que padecía algún tipo de trastorno o enfermedad mental que influía en su conducta nos hace sentir menos expuestos al peligro. 

Creo que es el mismo razonamiento que se activa cuando nos enteramos de que alguien ha cometido un delito y nos preguntamos incrédulos cómo su entorno o incluso la persona a quien dañó no vio nada raro. Es como decir: “yo sí me daría cuenta, a mí esto no podría pasarme“, cuando la realidad es que todos podemos ser manipulados y engañados por alguien que quiera aparentar una benevolencia que no posee, sobre todo si son personas que tienen experiencia fingiendo y/o a las que amamos.

Pero ese mecanismo surge porque de lo contrario deberíamos pensar que seríamos perfectamente capaces de abrir las puertas de nuestra amistad o incluso de nuestra casa a alguien que podría dañarnos a nosotros o a nuestras familias sin ni siquiera darnos cuenta del riesgo que corremos, y eso es algo demasiado duro de asimilar. 

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.

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