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¡Fuego, fuego!

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No hay palabra que más alarma, miedo e instinto de supervivencia infunda. El fuego lo destruye todo en su avance, desde recuerdos del pasado, al presente que queda reducido a cenizas, hasta las ilusiones y los sueños del futuro; de sus paisajes, de sus gentes, de la vida.

Desde el martes 15 por la noche, el norte de Tenerife está viviendo el peor incendio de las últimas décadas, el fuego se inició en el monte Arafo. Más de 8 mil hectáreas devastadas, 26 mil personas evacuadas de sus hogares, y el fuego todavía avanza descontrolado. Camino a los de municipios de Arafo, El Rosario, La Orotava, La Victoria, Candelaria, Santa Úrsula…arde el entorno forestal, donde soldados de la UME intentan evitar que el fuego llegue a las casas y luchan por evitar bajas personales. Por su parte SOS.ANIMALES TF están evacuando a los animales de esas poblaciones, cuentan con comida para alimentarlos, pero les falta espacios donde ubicarlos, hacen un llamamiento a los ayuntamientos de otros municipios de Tenerife y al cabildo para que les concedan un pabellón provisional.

Manuel Miranda, consejero de Política Territorial y Aguas de Canarias, ha informado a primera hora de hoy que se han evacuado via sms, las poblaciones de La Orotava, La Matanza, La Victoria, Santa Úrsula y Tacoronte, ante la proximidad de las llamas. No hay tiempo para recoger lo imprescindible y huir del fuego. No hay que olvidar que es un territorio limitado. Y el fuego descontrolado va camino al mar, ¿dónde se refugiarán las personas mientras? ¿En las barcas de los pescadores, en los yates de los turistas?

Soy incapaz de imaginar cómo están las personas que se ven obligadas a dejar atrás sus casas y sus posesiones, sé que lo importante es salvar la vida, pero el fuego no entiende de recuerdos, valor sentimental, de nostalgias. Ignoro que sería para mí imprescindible, lo que sí me llevaría, serían los vídeos caseros de familiares y amigos, y álbumes de fotos, porque son lo único que considero irrecuperable.

Los expertos de Tiempo.es consideran que el fuego se agravará en los próximos días debido a las temperaturas, pero también por las condiciones meteorológicas propias que está generando el propio fuego, por formación de pirocúmulos (nubes de fuego). Según estos expertos, debido a la gran intensidad del fuego y a su gran destrucción, este incendio es considerado de “sexta generación”, porque libera una gran energía muy destructiva nunca vista en las islas.

Todos los efectivos disponibles de las islas y más de 200 efectivos de la UME, están luchando por controlar y extinguir el fuego, junto a tres hidroaviones que cargan agua incansablemente. Las altas temperaturas están complicando el trabajo de todas estas personas agotadas, que no se rinden frente al infierno que es este incendio nunca visto en las Islas Canarias, debido a las peculiaridades por las altas temperaturas extraordinarias en Tenerife.

Un incendio con puntos inaccesibles, ni por cielo, ni por tierra, que está afectando al pinar canario, que es el de más volumen de masa forestal. Las llamas de fuego rondan varios cientos de metros de altitud, llegando en ocasiones a coger alturas de hasta 3 kilómetros; incluso por la noche, cosa nada habitual porque bajan las temperaturas y la fuerza del fuego debería debilitarse. Las columnas de humo han llegado a alcanzar los 6 kilómetros y son visibles desde Santa Cruz y La Laguna. Testigo en la lejana cercanía está mi amiga tinerfeña Loli.

Ante la pregunta de cómo vive el resplandor de las llamas en la noche Lolimar Herrera, asesora inmobiliaria de Centuri 21 en Aguere, La Laguna, me responde con gesto serio.

¿Cómo vive la angustia y desolación de la isla? ¿Qué siente?

Uffff… Para los canarios nuestro entorno natural es algo más que sitios a los que ir… Nuestras playas y nuestros montes forman parte de nuestra identidad. Nuestra idiosincrasia está estrechamente ligada a la naturaleza: Canarias no sé entiende sin sus paisajes y mucho de nuestro folclore tradicional, las coplas de isas, folías y malagueñas hacen alusión a ello: “Virgen de la Candelaria / la más bonita, la más morena / la que extiende su manto / desde la cumbre hasta la arena” O esta otra: “Todas las canarias son como ese Teide gigante / mucha nieve en el semblante y fuego en el corazón”. —Estás las recuerdo así de pronto, pero hay mucho más. —Me dice y continúa contándome. —Sabemos que vivimos en un entorno igual de privilegiado que frágil…

La vida gira, sin que seamos conscientes de ello, en torno al paisaje; es lo que ofrecemos al mundo entero. Nuestra principal industria, el turismo, vive de la imagen de estos lugares en los que los volcanes, el mar, nuestros montes únicos que sobreviven desde eras prehistóricas son nuestra riqueza… —Refiriéndose al incendio, continúa—, estos últimos días el cielo se ha teñido de un amarillo que no es el habitual de la calima, es un amarillo “sucio” grisáceo. Nos llueven trocitos de madera y pinocha calcinados…

El viento empuja las pavesas por el aire y van prendiendo, sin control,  todo el monte. —Para un segundo para tomar aire, —estamos abatidos y angustiados, están en peligro tantas cosas: vidas humanas y de animales, casas, fincas…—Otro corto silencio.— Los turistas también están tristes, miran al cielo junto con nosotros cada vez que pasan los hidroaviones y sienten nuestro pesar…

Creo que de alguna manera se sienten canarios también. —El semblante, por lo normal alegre de Lolimar, está del todo ensombrecido.—Hay rabia e impotencia. Rabia por la sospecha de que ha sido intencionado, e impotencia por no saber cuándo acabará. —Una pequeña chispa de esperanza ilumina su mirada, —pero también tenemos la esperanza de que nuestros bosques pronto se van a regenerar porque nuestro pino canario tiene esa capacidad, como el ave fénix, de resurgir de sus cenizas.

Lo hemos visto en otras muchas ocasiones, lo vimos tras la erupción de la Cumbre Vieja y esta vez será así también… Pero duele, porque aunque volveremos a ver el verde en las montañas, ya no serán las mismas… Está ardiendo mucha superficie. No recuerdo algo así en la vida.— Termina diciendo mi querida Lolimar y yo tengo poco más que añadir: que deseo controlen lo antes posible el incendio y que después acaben con él, sin lamentar la pérdida de vidas humanas.

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