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Reportajes y artículos

B más allá de la fantasía

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Bondage es la “B” de BDSM (bondage, dominación, sumisión y masoquismo). Bondage es una palabra francesa que significa esclavitud. Es una práctica sexual en el que una de las personas que participa en el acto es atada, para inmovilizarla y/o dejarle a ciegas durante el acto sexual, tomando el rol de persona sumisa y el otro el del dominante. El pasivo y el activo. Esto es muy relativo.

Cada uno sabe qué rol va a tomar en la práctica del bondage, a quien le gusta ser el que domina y a quien que le sometan. La persona sumisa puede ser atada con cintas, pañuelos, cuerdas, cinturones, corbatas, esposas, tiras de cuero, etc. A veces solo con atar las muñecas al cabecero, o atar un pañuelo alrededor de la cabeza cubriendo los ojos, ya es suficiente para que suba la adrenalina, el cuerpo y la psique se excite, al ser sometido la persona se siente libre de procurar sentir el máximo de placer sin la responsabilidad de procurar placer al dominante, que lo obtiene de la sumisión del otro. El placer es mucho más mental que físico. ¿Quién disfruta más el “cautivo” o el “dominante”?

El Bondage es una práctica que se realiza entre personas que sexualmente se conocen muy bien y se tienen mucha confianza. Se conocen los gustos entre ellos, sus límites y miedos. El rol de cada cual es fundamental en esta dinámica, se participa por propia voluntad, hay que consensuar normas y gestos o palabras que al expresarlas detengan la actividad; sin sobrepasar el límite, porque es más importante la integridad física y la seguridad en todo momento de los participantes, que el propio placer. La práctica del Bondage no es necesariamente cuestión de producir o sufrir/gozar del dolor físico, eso ya es cuando se practica sadomasoquismo.

Hay mucha gente que, según escuchan el vocablo bondage, dicen que ellos no practican “eso”.  ¿A cuántos de ustedes les han tapado los ojos su pareja? ¿A ninguno de ustedes le ataron las manos al cabecero, o unidas por las muñecas por encima de la cabeza? No me lo cuenten, resérvense su intimidad para ustedes. Eso es practicar el bondage, la inmovilización, estar expuesto a lo que le haga la otra persona ignorando sus intenciones (siempre dentro de los límites establecidos), puede ser muy divertido y produce excitación antes incluso del más leve roce.

No nos adelantemos, lo primero como les dije es acordar las normas y los límites, pocas y precisas. Una vez acordado esto, hay otras siglas que siempre hay que tener presentes: SSC, en referencia a una práctica del bondage Segura, Sensata y consensuada. Acrónimo creado por David Stein. Lo segundo preparar el espacio para la ocasión, disponer de los accesorios necesarios para que el goce sea el máximo posible y lo tercero dejar volar la imaginación. 

El bondage antes de ser una práctica, es una fantasía excitante que con el tiempo y la confianza en la pareja sexual se hace realidad. Se empieza con cosas sencillas y suaves, preguntando en todo momento si se quiere ir más allá. Muchas personas usan accesorios para incrementar el placer, juguetes sexuales, lubricantes, aceites aromáticos, geles de placer…

Por supuesto que el bondage puede ser un acto violento y muy sádico. Pero yo les estoy hablando del bondage más inofensivo y sencillo. 

No se debe practicar el bondage, de buenas a primeras, teniendo como fuente de información una novela o una película. Es conveniente informarse bien, si van a ir más allá de atarse las manos con un cinturón o taparse los ojos con un pañuelo.

Dice mi tato Javier: “de la estética del bondage bebe mucho la subcultura gótica, el Vampyre Lifestyle lifestyle y similares”. El bondage es una forma de expresión sexual, una manera de interactuar con la pareja, que crea un estilo de vida en sí mismo, o lo que es lo mismo, un lifestyle. Lo del vampiro se me escapa. La subcultura gótica tiene influencias del bondage, de su estética y parafernalia.

En esto, como en todo, hay verdades y mentiras. Es mentira que las personas que practican el Bondage son adultos con traumas y problemas infantiles sin resolver. Es mentira que sean prácticas de comportamiento sin ética. Es mentira que el dominador pueda ejercer violencia sobre el sumiso.

Hablando de mentiras, hay un libro muy interesante sobre ello escrito por Alma Leonor López Pilar. Nada tiene que ver con el tema de hoy, o sí, pero sea como fuere, es un libro muy recomendable: “La mentira y los mentirosos de la historia”, de la editorial Guante Blanco.

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