
Reportajes y artículos
Gatos callejeros
Todos estamos acostumbrados a ver en las ciudades y pueblos pasar gatos callejeros corriendo esquivos por la misma acera que nosotros, huyendo despavoridos o que se erizan dispuestos a defenderse o que se quedan hechos un ovillo esperando no reparemos en ellos. Es algo habitual. Por parte de personas supersticiosas los gatos callejeros negros están muy mal considerados, cruzarse con un gato negro es de lo peor que les puede pasar, porque lo consideran de muy mala suerte. Si alguien se cruza con un gato negro, es que camina en sentido contrario al suyo. Nada más.

Estos días mi amiga Adeli está compartiéndonos su preocupación por las colonias de gatos callejeros, nos ha hablado sobre cómo otros países gestionan los derechos y el bienestar de los felinos callejeros.
Por proyecto ley del 12 de septiembre del 2022, las colonias felinas callejeras deben estar supervisadas y con un bien planificado y estructurado C.E.S. (Capturar, Esterilizar y Soltar), para que no sean un problema de salubridad para la ciudadanía.
Adeli, desearía que estas colonias fueran desapareciendo poco a poco, le gustaría que todos los gatos callejeros tuvieran un hogar. Nos pone el caso de Holanda, donde ya no hay gatos vagabundeando por las calles, porque están recogidos en casas, censados y registrados con un chip, esterilizados y controlados por ley. Tanto es así que a los dueños que los abandonan se les sanciona con mucha severidad.
Bicheando en internet en la fundación Affinity, he sabido que a estos gatos callejeros se les llama “ferales”, que son gatos que no podrían vivir felices en cautividad, dicho de otro modo, nunca podrían ser domesticados y convivir con los humanos encerrados en nuestras casas. Yo personalmente ignoraba que en las protectoras y refugios de animales, no hay recogidos gatos callejeros, que en estas organizaciones solo encontraremos para adoptar gatos domesticados y sus crías, porque estos sí que están adaptados a vivir en casas con los humanos y al contrario de los ferales, morirían si fueran abandonados en la calle.

En España se estima que hay cerca de 3 millones de ferales, lo que resulta un verdadero problema de salubridad y por eso es muy importante una gestión adecuada de sus colonias, porque los gatos callejeros son beneficiosos para el equilibrio urbano al evitar la propagación de los indeseados roedores, pero siempre desde el control del censo gatuno, no siendo ellos mismos un problema de exceso de población.
Para una gestión adecuada de las colonias de gatos vagabundos, es necesario que estas sean supervisadas en concordato municipal y organizaciones protectoras de animales, estas últimas son las encargadas de su captura, esterilización de las colonias para evitar una población indiscriminada, que puedan dar origen a enfermedades para las personas como pueden ser: la sarna, toxoplasmosis, rabia, bartonellosis, etc. por contacto directo o indirecto; y el retorno a su territorio.
Es importante la educación y la concienciación pública, no debemos acoger a gatos callejeros en nuestras casas porque podrían trasmitirnos las enfermedades anteriormente enumeradas y tampoco alimentarlos porque, como dice el refranero: “el gato es un tigre para el ratón” y si los alimentamos, con la panza llena no les interesa cazar ratón.
Para disgusto de mi amiga, el proyecto de ley de septiembre del 2022 no contempla la adopción de los gatos vagabundos en hogares donde serían cuidados con mil amores. Según dicha ley rescatarlos de las calles sería sacarles de su entorno, desvincularlos de su territorio y colonia donde ellos tienen sus recursos de subsistencia, y además aumentarían las colonias de ratas, ratones y otros roedores.
En algunos países estas organizaciones protectoras de animales suelen instalar casetas en los territorios donde los ferales se refugian, allí les facilitan de comer en épocas de hambruna, se les procura una mejor calidad de vida, se controla el número de felinos de la colonia y dispensa tratamiento veterinario en caso de necesitarlo.
Así debería ser en todas partes, atender debidamente las colonias en sus entornos y dispensarles las atenciones veterinarias que requieran, sin someterles a un cautiverio que no soportarían. Cuidarlos desde la distancia como dicta la ley.
Y quien quiera un gatito lo mejor es que acuda a una protectora de animales y lo adopte. Insisto en lo peligroso que es para nuestra salud traer a casa un gato callejero y el mal que le hacemos al feral al privarle de su estilo de vida en libertad.

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