
Soy leyenda...
Frances McDormand, nómada del siglo XXI
¿Y qué hay de aquellos pocos que sin aspavientos se van labrando la gloria? O ¿por qué algunos pasan levantando el polvo de la fama, mientras a otros los favorece una mayor discreción? ¿Qué diferencia ―es solo un ejemplo― a Catherine Zeta-Jones de Frances McDormand? De momento y sin ofender a K. Z-J., tres premios Oscar contra uno, a favor de la segunda.

Pareciera, en efecto, que la circunspección acompaña a la fuera de clase McDormand. Una especie de reina Midas, con una fuerte experiencia en el teatro, hija adoptiva, nacida en Illinois como Cynthia Ann Smith en 1957 y casada con el director Joel Coen. Tal vez su pasar inadvertida se deba a la exquisitez con que selecciona sus papeles: menos de cincuenta apariciones en cine, a sus 66 años. Eso sí, donde pone el cuerpo deja una lección sobre el riesgo de posesionarse en otras almas.
Frances McDormand debutó en el cine a las órdenes de los hermanos Coen, en 1984. Perdón por reiterarlo: se había formado en el teatro con roles tan clásicos como pueden ser los escritos por William Shakespeare, de manera que a ello debía su fuerte personalidad. Su película inicial fue Blood Simple, basada en la novela Cosecha roja, de Dashiell Hammett y que supuso igualmente el debut de los hermanos Coen como realizadores. Un debut masivo de gente talentosa. Cuando en 1996 encarnó a la jefa de la policía de Minnesota en Fargo, ya había pasado por importantes realizaciones como Mississippi Burning (1988), Barton Fink (1991) y El gran salto (1994). Por Fargo recibió McDormand el primer Oscar a mejor actriz de su carrera.
DE POLICÍA A NÓMADA
Contención, he ahí una característica de Frances McDormand en sus mejores momentos. Energía acumulada que se va liberando de a poco o que no se libera, para nuestro beneficio como espectadores. En Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres carteles en las afueras de Ebbing, Missouri), dirigida por Martin McDonagh, nuestra actriz interpreta a una madre que intenta esclarecer el asesinato de su hija. La película de 2017 fue aclamada en Europa y América y le valió a Frances McDormand el segundo Oscar al mejor desempeño femenino.

Pero es en mi opinión Nomadland, dirigido por la china Chloé Zhao y estrenado en 2020, el filme que abre todos los espacios para el lucimiento de McDormand. Una mujer que pierde a su marido y además su empleo, vende lo poco que posee para adquirir una furgoneta. En ella viaja por buena parte de los Estados Unidos como una nómada del siglo XXI. Parece ser nuevamente la discreción el punto alrededor del cual giran las aptitudes actorales de Frances McDormand. Su personaje es la mejor prueba de la resiliencia, para decirlo con un término actual más bien kitsch y que ni siquiera aparece en todos los diccionarios. Es su voluntad lo que la salva, si de algo pretendiera salvarse. Su misión es permanecer, quizás en honor a la vida pasada, donde fue medianamente feliz.

Nomadland dio a Frances McDormand su tercer Oscar de por vida, lo que la convierte en la actriz más galardonada por la Academia de Hollywood, después de Katharine Hepburn, quien lo recibió en cuatro ocasiones. McDormand, eso sí, continúa en activo y nada le niega la posibilidad de agenciarse alguno más.
Narrador, poeta, periodista, editor, lector, amante del cine y de la fotografía (que no es lo mismo, pero es igual). Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
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