1



Psicológica_Mente

¿Por qué me excita pero no remata?

By  | 

No me digáis que a vosotros no os ha pasado. Conocer a alguien que os gusta mucho y después vivir situaciones o conversaciones subidas de tono que no llegan a nada. Es algo que se atribuye generalmente a las mujeres, pero también es cosa de hombres. Personas que crean expectativas en los demás, pero que a la hora del “ñaca ñaca” se hacen los suecos y miran hacia otro lado.

Curiosamente, este tipo de personas suelen tener pareja y una vida muy bien organizada. Piensan haber encontrado la estabilidad que siempre han ansiado, hasta que un día se dan cuenta de que, aunque crean tenerlo todo, siente un vacío inmenso en su interior que les hace sentir insatisfechos. Entonces, van a la caza y captura de una pobre alma ingenua que les haga sentir esas mariposillas en el “chirimiri” que perdieron hace años.

Les resulta excitante tener un secreto, y para ellos, hablar de sexo con otra persona que no sea su pareja no significa más que un momento de relax cuando se encuentran solos. Coquetean abiertamente, incitan a su presa a seguir sus juegos, e incluso dejan caer que tarde o temprano se convertirán en realidad. Imaginaos a la presa. Primero descolocada. Luego halagada. Seguidamente ilusionada…y finalmente más caliente que el plato de sopa que nos ponían nuestras madres a la hora de comer.

Esa enorme excitación, provoca que la presa comience a dar primeros pasos como si no hubiera un mañana. Quiere sentir, disfrutar, desfogarse. Cree ciegamente que el calientabragas o la “calientapirindolas” le ha sido plenamente sincero y que tendrán sexo del tórrido. Ríete tu de “Nueve semanas y media”. La cama que vayan a usar quedará más chamuscada que el flequillo de Juana de Arco. Entonces, la presa propone: “¿Nos vemos y mezclamos altramuces a la luz de las velas”? El calentador profesional responde: “¿Perdón? No soy libre y amo a mi pareja. ¿De dónde sacas que quiero retozar contigo?”

Momento de bajón espectacular. Nos sentimos timados. Hemos estado perdiendo el tiempo de manera absurda. Seguramente hemos dejado de ver otras puerta que se abrían, y sin duda con mejores intenciones, solo porque teníamos las vista fija en el calentador profesional.

¿Y ahora qué hago?

Es un momento duro y complicado. No sólo nos han engañado emocionalmente, sino que nos vamos a quedar con ganas de sexo y también de asesinar al que nos ha dejado hechos una piltrafa. Nuestro cuerpo estaba preparado para el éxtasis y lo que hemos recibido es un cubo de agua bien fría. Necesitamos unos días de duelo. Es normal sentirse triste y después enfadado.

Incluso es posible que te sientas un idiota, pero no fomentes ese sentimiento. Tu único fallo ha sido no tener una conversación sincera contigo mismo para ver las cosas con mayor claridad. Intenta no perder demasiado tiempo pensando en esa persona, habla de ello con alguien de confianza y distráete en cosas agradables todo lo que puedas.

Eso sí, en cuanto veas que tú solo no puedes con todo y que la sensación de tristeza te acompaña durante demasiado tiempo, te recomiendo encarecidamente que acudas a un psicólogo. Quizás necesites que te aporten algunas herramientas que desconoces para afrontar lo que estás viviendo.

Por favor, no te sientas culpable. Tú has reaccionado de manera normal ante un estímulo. Piensa, que el “calientagenitales” continuará en su oscuro mundo de mentiras mientras tú sales adelante. Ten presente, que lo mejor que te pudo pasar es que la situación que tú deseabas nunca se produjera, porque el daño hubiera sido mayor. Así que, tira a la papelera del olvido al calentador profesional y sigue adelante con la cabeza bien alta.

¿Por qué me excita pero no remata?

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.