
Psicológica_Mente
La diferencia entre dejar ir y desechar
Seguro que las expresiones “tienes que dejar ir” o “debes soltar para avanzar”, os suenan de haberlas leído y escuchado cientos de veces. Tienen mucho de cierto. Para poder progresar emocionalmente, es necesario no cronificarse en pensamientos, hechos pasados, patrones y personas que puedan resultar un tanto tóxicas. Por ejemplo, cuando nos enamoramos y no nos corresponden, es bueno que dejes ir a esa persona y los sentimientos que te produce.
Es una manera de aligerar equipaje para poder caminar con más soltura. No es fácil hacerlo, por eso nos cuesta tanto y nos aferramos a situaciones que nos hieren. Lo preferimos a pasar por el suplicio de una despedida. Requiere mucho valor estar dispuestos a soportar el sufrimiento que nos puede producir el curar una herida que, quizás, lleva años abierta y supurando. Sin duda, el esfuerzo y la angustia que sentiremos en el proceso de curación siempre merecerá la pena.
¿Desechar y dejar ir es lo mismo?
En absoluto. Según la RAE, desechar significa: ‘Excluir o desestimar [algo o a alguien]’ y ‘retirar [algo] del uso’. Como podéis comprobar, la palabra tiene un carácter más bien negativo. Cuando desechamos algo lo hacemos porque ya no nos sirve ni interesa. Librarnos de ello no nos produce ningún tipo de dolor. Existen personas que se deshacen de los demás con la misma facilidad con la que se cambian de sombrero. Han aprendido a caminar prácticamente solas y con una mochila en la que apenas cabe su kit de supervivencia.
No les tiembla el pulso a la hora de quitar de en medio a quien consideren un estorbo. Su único objetivo es conseguir su bienestar personal a costa de lo que sea. Les importa poco si dejan cadáveres por el camino. No les afecta, ya que consideran que es lo que tienen que hacer para salir adelante y disfrutar de la vida. Posiblemente, muchos de los que me estáis leyendo no lo veréis tan mal. Pensaréis que al fin y al cabo lo importante es encontrar nuestro equilibrio. Pero…y si el desechado fueses tú, ¿te parecería igual de bien?
Desapego emocional y apego evitativo
Hoy en día se habla del desapego emocional de manera muy positiva. Sin duda, es una buena herramienta para alejarnos de situaciones y personas que nos pueden acarrear conflictos. También nos ayuda a no ser excesivamente demandantes con los seres queridos de nuestro entorno. Usar el desapego con equilibrio es muy sano para nuestra mente y cuerpo.
Otra cosa muy diferente es el apego evitativo. Las personas que lo sufren, seguramente han vivido una fuerte desconexión emocional por parte de sus padres. Desde la infancia han sido conscientes de que relatar cómo se sentían significaba que sus padres se alejasen de ellos. En el momento en el que dejaban de expresar sus sentimientos, veían cómo los progenitores volvían a su lado. De esta manera, aprendieron a desconectarse emocionalmente para poder disfrutar de una relación con sus padres aunque no fuese la mejor del mundo. Al convertirse en adultos, se comportan de la misma manera con las relaciones tanto amorosas como de amistad que van entablando.
Una forma diferente de entender la vida
Suelen ser personas que se muestran autosuficientes, tremendamente seguras de sí mismas. No se paran más de dos segundos para lamentar las pérdidas que pueden sufrir en sus vidas. Avanzan sin importarles qué dejan atrás. Lo único que les interesa, es rodearse de personas que les hagan sentir bien y no les creen ningún conflicto emocional. Obviamente todos buscamos sentirnos de lujo con la gente que nos circunda, pero eso no significa que nos vayamos corriendo en lugar de apoyar a aquellos familiares y amigos que vivan un periodo de sufrimiento.
Los “evitativos”, dan cierta imagen de fortaleza que muchos quisieran copiar. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Se pasan la vida evitando emociones y pasando por encima de los sentimientos. Es algo que tarde o temprano pasa factura… siempre y cuando no sufran una psicopatía.
La conclusión que podemos sacar, es que es bueno tener un cierto desapego emocional para no cronificarse en situaciones que nos resultan tóxicas, lo cual no significa que tengamos que ir pisando corazones para buscar nuestro bienestar. Nunca sabes si en el futuro te tocará a ti convertirte en desecho. Quién sabe si esa persona que dejaste tirada cuando más te necesitaba, pueda ser mañana la mano que te saque de tu oscuridad más profunda.

Susana Alba Montalbano - Escritora y articulista en psicologodecabecera.com. Amo el arte, los artistas y que me leas tú.
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