¿Por qué ha generado tanta polémica la nueva Puerta del Sol?

Foto portada: “El periódico”

Este verano, se hizo viral en las redes sociales una foto de la actual Puerta del Sol madrileña en la que los peatones se cobijaban bajo la escasa sombra que aporta una de las bocas de metro. Horrorosa, por cierto. Comenzaron a correr como la pólvora las críticas hacia las obras promovidas por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Una de las grandes quejas era que habían convertido el lugar en un bloque de hormigón sin un centímetro de sombra ni árboles.

Puedo estar de acuerdo en la espantosa moda de llenar las ciudades de hormigón y hierros oxidados a modo de esculturas modernas, pero criticar que no haya sombras en la Puerta del Sol me parece un tanto absurdo. Desde que tengo uso de razón, y ya han pasado una pila de lustros desde eso, es un lugar de paso. Ideal para que los turistas hagan fotos y para que los habitantes de Madrid caminen por ella al dirigirse a diferentes lugares de trabajo u ocio. A veces, incluso nos paramos a comprar unos bollos en La Mallorquina o lo elegimos como punto de encuentro con amigos para inmediatamente ir a otros lugares.

Nunca he pensado en la Puerta del Sol como en un lugar donde buscar una sombrita y sentarme a comer un helado. Para hacer eso, me voy a El Retiro o al parque de La Fuente del Berro. Criticar que no haya sombra en el Puerta del Sol es una manera de atacar al alcalde porque no es del signo político que desean. Da igual si lo que haga esté bien o esté mal, no es de mi partido político y tengo que odiarlo a muerte. Una actitud, para mí, incomprensible.

No diré que me encanta la nueva Puerta del Sol, pero no es porque falten sombrillas, sino porque me gusta otro tipo de arquitectura. Confieso, que me desespera que el alcalde de Madrid, sea del signo que sea, se dedique a hacer obras por doquier en cuanto toma posesión del cargo. Me resulta la mar de sospechoso. La nueva Puerta, es bastante pragmática. Un espacio muy abierto y peatonal. Hace poco, han puesto una fuente que rodea la estatua de Carlos III.

Con la inauguración de la fuente, algunos viandantes han comenzado a lanzar monedas para pedir un deseo. Una costumbre que se remonta a la cultura celta y que ha llegado a nuestros días. Los celtas, tiraban piedrecitas a los pozos para pedir deseos a las deidades que habitaban en aquellas aguas. Lo cuento, porque en seguida hay quien ha comenzado a descojonarse y ridiculizar a quienes lo han empezado a hacer en la Puerta del Sol. Es una costumbre ancestral, casi un hábito inconsciente. Dejemos a las personas en paz con sus pequeño rituales, no hacen daño a nadie. Al contrario, siempre habrá quien, de madrugada, se adentre en la fuente a recoger las monedas y de buena cuenta de ellas.

En definitiva, el arte de criticar por criticar al político que no dice lo que yo pienso está demasiado extendido en España. Da igual que mi partido político sea un asco y haga las cosas fatal, mientras sean los míos me va bien. Nunca podré entender ni compartir esa manera de pensar. Es necesario que nos preocupemos más de nuestro bienestar y del de todos nuestros conciudadanos en vez de hacerle el caldo gordo a los políticos. Creo que iré a la recién inaugurada fuente de la Puerta del Sol a tirar una piedrecita (soy una rácana) al agua, y pediré el deseo de que dejemos de embestirnos los unos a los otros por pensar diferente.